Expansión Catalunya

La amenaza múltiple de la inflación

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La subida de la inflación en junio ha vuelto a coger con el pie cambiado a los analistas, que esperaban que los precios hubieran tocado ya techo, pero también al Gobierno, que ha visto como sus medidas anticrisis han quedado completame­nte superadas por los acontecimi­entos. De hecho, en los últimos meses el aumento de precios (que ya alcanza el 10,2% en junio) ha pasado de ser únicamente un problema para el consumo a convertirs­e en una amenaza múltiple para la economía, incluyendo también a las empresas y al sector público, que puede verse obligado a tomar decisiones más drásticas en el caso de que la prima de riesgo se dispare.

En primer lugar, el impacto sobre el consumo es el más obvio, debido a que los fuertes incremento­s de la electricid­ad, los carburante­s, la alimentaci­ón y los hoteles laminan el margen disponible para el resto de bienes y servicios. Y, si bien la demanda embalsada durante el confinamie­nto y las ganas de viajar pueden apuntalar el turismo este verano, las fuertes subidas de precios en el sector amenazan con disipar este ahorro en apenas unos meses, lo que, junto con la subida de las cuotas hipotecari­as por el alza del euribor, puede provocar el agotamient­o prematuro del consumo tras el verano. Pero no es el único efecto negativo. Más perniciosa todavía es la subida de costes de producción, que lastra los márgenes de beneficios de las empresas y aboca a muchas de ellas a entrar en pérdidas, algo que se suma a las crecientes presiones salariales, derivadas del incremento de precios y a la incipiente subida de los tipos de interés, que están llevando a muchas empresas a replantear­se sus próximas inversione­s.

Finalmente, la inflación también supone un sobrecoste para la Administra­ción. Por un lado, el Gobierno se ha comprometi­do a revaloriza­r las pensiones con el IPC, lo que supone incrementa­r la factura en 14.000 millones de euros al año, y también podría verse obligado a actualizar los sueldos de los funcionari­os. Hay que añadir el plan anticrisis (que palia los efectos de la inflación aunque alimenta sus causas), que tiene un coste de 15.000 millones de euros. Todo ello, con una deuda a niveles muy elevados. El escenario económico que se abre para el otoño es muy preocupant­e. Y la hoja de ruta económica del Gobierno parece que ha quedado definitiva­mente desfasada ante la magnitud del desafío que se presenta.

La subida de precios ahoga el consumo y amenaza con disparar el déficit público

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