El riesgo que generan los cambios de rumbo de la Fed
Podría repetirse la situación de las décadas de 1970 y 1980 y causar graves perjuicios económicos, como volatilidad financiera y mayor desigualdad.
Los mercados se están planteando cuáles serán las perspectivas económicas de EEUU justo cuando la Reserva Federal está, de nuevo, intentando tomar medidas tardíamente para hacer frente a lo que está sucediendo en la economía.
Esto corre el riesgo de causar otra serie de perjuicios económicos, volatilidad financiera y mayor desigualdad. También aumenta la probabilidad de que se repitan las políticas de “parar y continuar” de las décadas de 1970 y 1980, que aumentan los problemas del crecimiento y la inflación en lugar de solucionarlos.
El banco central estadounidense debe guiar a los mercados en lugar de quedarse a la zaga de ellos, y por buenas razones.
Una Reserva Federal bien informada con una visión creíble de futuro minimiza el riesgo de giros repentinos disruptivos del mercado financiero, da una buena orientación sobre la política monetaria y proporciona una estabilidad que facilita la inversión física productiva y mejora el funcionamiento de la economía real.
Varios errores
En la segunda quincena de junio, la Reserva Federal ya se había quedado a la zaga de los mercados dos veces en los últimos 12 meses.
Al principio se aferró obstinadamente a su idea errónea de que la inflación sería “transitoria” hasta finales de noviembre, lo que hizo que los factores que fomentan la inflación aumentaran y se arraigaran más.
Más adelante, después de haberse retractado tardíamente de esa idea, no actuó de manera oportuna y decisiva y todavía estaba inyectando una liquidez excepcional en la economía en la semana de marzo en la que Estados Unidos registró una inflación superior al 7%.
Estos dos errores han dado lugar a una inflación persistentemente elevada, del 8,6% en mayo, que está obstaculizando la actividad económica, imponiendo una gran carga a los segmentos más vulnerables de la población y contribuyendo a grandes caídas de los mercados de renta variable y renta fija.
Ahora podría dar un tercer paso en falso, como lo indican los acontecimientos de la semana pasada.
Habiéndose preocupado con razón de que la Reserva Federal subestimara la amenaza de la inflación y no modificara su política de manera oportuna, los mercados ahora sienten que sus acciones corren el riesgo de llevar a la economía de EEUU a una recesión y tienen razón al preocuparse por ello.
La semana pasada, Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal, declaró en el Congreso que la batalla contra la inflación es “incondicional”.
Por otra parte, aunque el mercado laboral estadounidense sigue siendo fuerte,
El banco central de EEUU debe guiar a los mercados, en lugar de quedarse a la zaga
los índices de confianza de los consumidores y de las empresas están cayendo. Por tanto, existen crecientes dudas sobre la capacidad del sector privado para impulsar la economía estadounidense en un momento de grandes incertidumbres causadas por la inflación elevada.
Además, la política fiscal ha pasado de una postura expansiva a una contractiva y las exportaciones se están resintiendo por la debilidad de la economía mundial.
Críticas
Además de socavar el bienestar socioeconómico y fomentar la inestabilidad financiera, un error de este tipo erosionaría la credibilidad institucional de la Reserva Federal, la cual ya está dañada. Aparte de estar rezagado con respecto a la evolución económica, el banco central también ha sido criticado repetidamente por sus previsiones de la inflación y del empleo.
Un ejemplo de esto fue la reacción escéptica a la actualización de su política monetaria publicada el 15 de junio.
El escenario que preocupa al mercado –que la Reserva Federal aumente agresivamente los tipos de interés y luego se vea obligada a bajarlos a finales de este año debido a la amenaza de recesión– es ciertamente una posibilidad, y no es reconfortante.
Otra alternativa igual de posible, y quizá más probable y más dañina económica y socialmente, es que la Reserva Federal cambie de rumbo repetidas veces, como hicieron muchos bancos centrales en las décadas de 1970 y 1980, lo que le restaría credibilidad y haría que sus previsiones fueran poco fiables.
Este entorno de políticas alternantes e irregulares para intentar reducir la inflación y aumentar el crecimiento pero con poco éxito en cualquiera de los dos, es la situación actual de Estados Unidos, lo que corre el riesgo de frenar la prosperidad económica y generar una mayor desigualdad.
Los errores de la Fed han dado lugar a un nivel de inflación persistentemente elevado