Royal Mail tiene que ser más eficiente
Los carteros de Reino Unido están inmersos en una disputa salarial. 115.000 trabajadores de Royal Mail van a votar si quieren ponerse en huelga. Las tensiones ponen de manifiesto los problemas estructurales del grupo, que controla más de la mitad de los envíos de paquetes del país.
Royal Mail ofrece un aumento adicional del 2% y de un 3,5% más dependiendo de la eficiencia. Esto supone un gran recorte salarial en términos reales, afirma el Sindicato de Trabajadores de la Comunicación.
Pero no está claro que Royal Mail pueda permitirse más. El sindicato señala que el año pasado la empresa tuvo un beneficio operativo ajustado de 758 millones de libras (unos 870 millones de euros) y que ha pagado un dividendo especial de 400 millones. Pero esto se debió al boom del comercio electrónico en la pandemia que se está desvaneciendo, como lo demuestra la caída en picado de la acción. Cotiza a un PER de 6 veces, menos de la mitad de su media a largo plazo y que el de compañías continentales más automatizadas. Se prevé que su margen de beneficio operativo baje un 25% este año, hasta el 4,4%, y también es mucho menor que el de su sector. La culpa es de los altos costes operativos fijos. Más de dos tercios corresponden a los sueldos de la plantilla, 5.500 millones de libras el año pasado. Y cada punto porcentual de aumento de sueldo añadiría 45 millones a esa cantidad.
Dados los ingresos planos y la dificultad de que los costes adicionales redunden en los clientes, Royal Mail necesita aumentar su productividad para financiar los aumentos salariales.
Una huelga dañaría su reputación, pero el impacto en los ingresos sería modesto. A los clientes comerciales les resultaría difícil cambiarse a otras empresas, porque su capacidad es mucho menor. Pero para sostener grandes aumentos salariales se requiere flexibilidad laboral. Royal Mail necesita transmitir este mensaje a tiempo.