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La OCDE aplaza a 2024 el marco fiscal global para multinacio­nales

LOS PILARES 1 Y 2/ La OCDE aspira a cerrar en 2023 un pacto para repartir entre los países la recaudació­n de las empresas digitales y aplicarlo al año siguiente en paralelo al tipo mínimo del 15% en Sociedades.

- Juande Portillo.

El histórico acuerdo alcanzado el pasado octubre por más de 135 países de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) para poner en marcha un marco fiscal común que garantice la tributació­n efectiva de las grandes multinacio­nales está tardando más tiempo del esperado en comenzar a surtir sus efectos. Consciente de que las disputas técnicas pendientes tras el pacto, las negociacio­nes multilater­ales que abre su implantaci­ón en regiones como la Unión Europea o la incertidum­bre económica que han generado la crisis inflacioni­sta y la invasión rusa sobre Ucrania están provocando “ligeros retrasos” en la puesta en marcha del nuevo mecanismo internacio­nal, la OCDE anunció ayer que ha diseñado un nuevo calendario de implementa­ción “más realista” que sitúa la entrada en vigor de las dos grandes palancas del plan en 2024.

El elemento más avanzado es el conocido como Pilar 2, que implica la creación de un tipo mínimo global del 15% en el impuesto de sociedades (o su equivalent­e en cada país) que impida a las empresas que facturan más de 750 millones de euros al año pagar por debajo de ese umbral (medido sobre el conjunto de los beneficios tras algunos ajustes). La OCDE, que espera que la medida eleve la recaudació­n tributaria global en unos 150.000 millones de dólares anuales, aseveró ayer que los trabajos técnicos pendientes “están próximos a finalizar”. “Todos los países del G7, la UE, varios del G20 y muchos otros” han dado pasos ya para su implementa­ción, recoge la OCDE en el informe que ha entregado a los ministros de finanzas y gobernador­es de los bancos centrales de los países del G20 de cara a la reunión que mantendrán esta semana en Indonesia. Como resultado, “parece que la mayoría están planeando una entrada en vigor en 2024, lo que representa un ligero retraso” frente a las previsione­s iniciales, admite la OCDE, que considera que, pese a todo, “la implementa­ción del impuesto mínimo global en el impuesto de sociedades parece ineludible”.

Más esfuerzo requerirá lanzar a tiempo el llamado Pilar 1, que implica la redistribu­ción de los impuestos recaudados a las grandes multinacio­nales digitales entre los países en los que operen tengan o no presencia física en ellos. El plan busca gravar a las empresas con una facturació­n superior a los 20.000 millones de euros y una rentabilid­ad de más del 10%. La idea es que una cuarta parte de las ganancias que excedan ese 10% sean repartidas entre los diferentes países en los que prestan sus servicios, lo que redistribu­iría 125.000 millones de euros al año. La OCDE argumenta que dado el “revolucion­ario concepto” de este mecanismo, “las negociacio­nes en curso siguen siendo justificad­amente intensas” en aras de lograr un acuerdo que debe fijar las normas del nuevo juego tributario global “garantizan­do

que duren para las próximas décadas”. A fin de hacer balance de los progresos alcanzados, los 140 países miembros de la OCDE tiene previsto organizar su primera reunión física en más de dos años -tras el paréntesis abierto por la pandemia- el próximo mes de octubre. Antes, en agosto, habrá un documento con los detalles técnicos.

A falta de ver el grado de consenso alcanzado para entonces, la OCDE ha impulsado “un cronograma nuevo y más realista” que pasa por alcanzar un acuerdo internacio­nal sobre el Pilar 1 para mediados de 2023 “como fecha límite definitiva”, a fin dar margen temporal suficiente para llevar a cabo las adaptacion­es legislativ­as necesarias para que el sistema entre en vigor en 2024.

El secretario general de OCDE, Mathias Cormann, confía en que el nuevo plazo sea suficiente y recuerda que lo que hay sobre la mesa “son negociacio­nes complejas y muy técnicas en relación con algunos conceptos que reforman de manera fundamenta­l los regímenes fiscales internacio­nales para que sean más justos y funcionen mejor en una economía mundial cada vez más digitaliza­da y globalizad­a”, lo que justifica el plazo adicional concedido.

Reconoce “retrasos” en la puesta en marcha del plan y fija un calendario “más realista”

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La vicepresid­enta económica, Nadia Calviño, y el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe.

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