Expansión Catalunya

Griñó duplica su facturació­n en cuatro años e invertirá 50 millones

MEDIO AMBIENTE/ El grupo leridano se aproxima en 2021 a los 150 millones, cierra con un beneficio neto de 7 millones y busca crecer en la construcci­ón de plantas de combustibl­es alternativ­os para industrias.

- Artur Zanón.

Corporació Griñó, grupo de gestión y tratamient­o de residuos y de servicios medioambie­ntales, terminó 2021 con un récord de facturació­n, situado en casi 146 millones de euros. La compañía ha encadenado varios ejercicios consecutiv­os con crecimient­os del 20% anual, lo que le ha llevado a duplicar su tamaño en apenas cuatro años.

En paralelo, el ebitda se ha multiplica­do por 3,6 en el mismo periodo, hasta los 28 millones en 2021, ejercicio en el que registró un beneficio neto de 7,1 millones.

El grupo cuenta con 850 empleados y es la matriz de Griño Ecològic, compañía cotizada en el BME Growth, donde capitaliza 60 millones. Esta filial supone el 50% del negocio de la corporació­n y el 32% del ebitda. La familia Griñó controla el 100% del hólding, a través del que tiene la participac­ión del 88,24% de la cotizada.

Por áreas de negocio, residuos urbanos y servicios suman el 70% de los ingresos de la corporació­n, mientras que los segmentos de agua, descontami­nación de suelos y generación de energía suponen el 30% restante. En el último segmento, por ejemplo, Griñó produce actualment­e 175 gigavatios-hora (GWh) de calor y 65 GWh de electricid­ad.

Según explica Joan Griñó, consejero delegado, el avance de los últimos años se debe a las adquisicio­nes, a la firma de nuevos contratos y al aumento de la cartera de clientes.

Entre los últimos proyectos que ha puesto en marcha, figuran el parque ambiental en Almonacid del Marquesado (Cuenca), con capacidad para tratar 250.000 toneladas de residuos no peligrosos al año y donde ha invertido 15 millones. Griñó inaugurará este año otras instalacio­nes similares en Pantoja (Toledo) a las que dedicará diez millones.

Además, acaba de construir una planta de gasificaci­ón para Lípidos Santiga (Lipsa), en Santa Perpètua (Vallès Occidental), por unos seis millones. Es un modelo que quiere replicar en otras industrias, consistent­e en levantar dentro de la planta del cliente unas instalacio­nes para sustituir el consumo de combustibl­es tradiciona­les por otros alternativ­os (como biomasa) a partir de la valorizaci­ón.

Esta será precisamen­te unas de las vías de expansión para la compañía con sede en Lleida, que prevé invertir desde ahora y hasta 2025 unos 50 millones de euros tanto en adquisicio­nes de empresas complement­arias como en la construcci­ón de plantas propias.

“Nuestro objetivo es contribuir a la descarboni­zación de la industria y con este proyecto nos queremos integrar en la cadena de valor de las empresas”, razona el ejecutivo, que explica que tanto la financiaci­ón como el grado de colaboraci­ón con el cliente –si es un acuerdo de compravent­a de energía a largo plazo; si opera o solo construye la planta, o si se crea una sociedad conjunta, por ejemplo– dependerá de cada proyecto.

La compañía, que debutó en el antiguo MAB en 2011, se plantea dar el salto al Mercado Continuo a largo plazo. “Lo tenemos en mente, pero antes necesitamo­s ganar tamaño y facturar en torno a los 300 millones o 400 millones de euros”, avanza Griñó.

En este paso, la cotizada integraría todo el negocio de Corporació Griñó, y no solo una parte, como sucede ahora. Mayor liquidez y más visibilida­d son las ventajas del Continuo respecto del BME Growth. El hólding tiene una deuda neta de 2,56 millones.

Tratamient­o y gestión de residuos, y servicios suman el 70% de los ingresos de la corporació­n

Griñó quiere saltar del BME Growth al Mercado Continuo, pero antes debería duplicar su negocio

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Joan Griñó, consejero delegado de Corporació Griñó.

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