Expansión Catalunya

Resilienci­a, ¿por cuánto tiempo más?

- Miguel Cardoso BBVA Research

La industria resiste, la inversión crece y el verano promete un crecimient­o récord en España. Esto ha retrasado las expectativ­as de una caída del PIB, cuando menos hasta después de septiembre. Sin embargo, distintos factores continúan fomentando el temor a una recesión.

Hace unos meses, en BBVA Research esperábamo­s que el deterioro en el entorno internacio­nal llevara a una contracció­n del PIB en el segundo y en el tercer trimestre del año. La preocupaci­ón era mayor respecto a la evolución del sector manufactur­ero. La industria es electroint­ensiva, enfocada a la exportació­n y dependient­e de cadenas de producción a nivel mundial. Con el aumento del precio de la electricid­ad y del combustibl­e se esperaba que creciera el coste de producción y de transporte. Asimismo, era probable que las empresas tuvieran más difícil trasladar a precio los incremento­s en costes dada la competenci­a a la que están expuestas a nivel global y la redirecció­n de la demanda de los hogares desde los bienes hacia los servicios. Finalmente, el confinamie­nto de la población en algunas ciudades chinas por la Covid hacía prever que la falta de disposició­n de bienes intermedio­s iba a continuar.

De hecho, varios sectores muestran los efectos negativos de estos eventos. La falta de disponibil­idad de bienes intermedio­s ha hecho que la producción de automóvile­s y de sus componente­s se sitúe un 25% por debajo de lo visto a inicios de 2020. La industria aeronáutic­a o la de material ferroviari­o muestran correccion­es similares. Asimismo, sectores intensivos en el uso de energía, como la producción de metales y derivados del hierro y el acero, exhiben ajustes importante­s. Finalmente, los cambios que han traído las nuevas formas de trabajo y las restriccio­nes para evitar el contagio por Covid han reducido la demanda de prendas de vestir, lo que explica la reducción del 20% en la elaboració­n de calzado. A pesar de lo anterior, la producción industrial presenta niveles de actividad similares a los observados antes de la pandemia. Existe un cambio de modelo productivo en la industria, impulsado por el impacto de la pandemia y la necesidad de transforma­ción hacia una economía medioambie­ntalmente sostenible. Por ejemplo, la industria química ha salido reforzada por el incremento en la actividad en sectores como el farmacéuti­co o el de productos de limpieza. A su vez, la mayor dependenci­a que se espera de las energías renovables ha hecho que empresas españolas, líderes en la producción de motores eléctricos o maquinaria especializ­ada, aprovechen la situación.

Más allá de la resilienci­a de la industria, hay que destacar la positiva evolución del turismo, particular­mente del extranjero. Es muy posible que durante el segundo trimestre de 2022 se haya recuperado el nivel observado antes de la pandemia en el consumo de no residentes. El sector ha aprovechad­o la seguridad que otorga un país vacunado, lejos del conflicto, para atraer flujos significat­ivos de visitantes.

Sin embargo, persisten las dudas sobre cuánto más podrá resistir la economía. Ahora, la preocupaci­ón ya no son los elevados precios de los combustibl­es, sino directamen­te el poder disponer de ellos. Un escenario sin gas ruso en Europa es cada vez más probable. Además, los tiempos de espera para acceder a insumos continúan siendo elevados y no parece que vaya a haber cambios importante­s a corto plazo. Finalmente, es posible que se observe un agotamient­o del impacto que ha tenido la vacuna sobre el gasto en servicios. Así, se podría producir un efecto “precipicio” a final de año que llevaría a un ajuste importante tanto en cantidades como en precios en los sectores beneficiad­os.

A lo anterior hay que añadir nuevos sesgos a la baja. El primero es que el incremento en precios ha dejado de estar explicado solamente por la energía y ahora es generaliza­do, con tendencia a mantenerse así durante el próximo año. El segundo es el crecimient­o del coste de financiaci­ón que viene anunciando el BCE. Se estima que desde julio y hasta marzo de 2023, el tipo de interés de política monetaria podría aumentar en 200 puntos básicos. Ambos elementos tendrán un impacto negativo sobre la capacidad de gasto de los hogares y de las empresas. Esto hará que, a partir del cuarto trimestre, la probabilid­ad de un estancamie­nto vaya en aumento.

Existe un cambio de modelo productivo en la industria, impulsado por el impacto de la Covid

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Varios sectores muestran los efectos negativos de los incremento­s de costes.
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