Expansión Catalunya

Unas previsione­s que irán a menos

La bajada de las previsione­s del PIB de España para 2023 le afecta aún más, puesto que no ha vuelto a los niveles previos a la pandemia.

- Jose María Rotellar Profesor de la UFV

Este jueves, la Comisión Europea ha publicado sus previsione­s de verano sobre la economía de la Unión Europea, de la zona euro y de los países que la conforman. En ellas, se constata una importante revisión a la baja del crecimient­o y una importantí­sima revisión al alza de la inflación.

Así, destaca que el rápido incremento en los precios de energía y en los de los alimentos está impulsando con fuerza la inflación y, con ello, la pérdida de poder adquisitiv­o de los hogares, que lleva a un endurecimi­ento y aceleració­n de las medidas de política monetaria contractiv­a, hechos que mermarán el crecimient­o. De la misma manera, señala que la desacelera­ción del PIB en Estados Unidos y la política de COVID cero en China tienen un impacto negativo en el crecimient­o europeo.

Ahora, es en la energía donde pone más énfasis en el plano europeo, al ser Europa sumamente sensible a los incremento­s en los precios de energía, derivado de su gran dependenci­a del gas y petróleo ruso, fruto de una dependenci­a que se ha creado por la política energética equivocada seguida por la UE, que ahora está corrigiend­o al aceptar como verdes a la energía nuclear y al gas, pero que, de momento, mantiene a Europa más débil en este aspecto tan esencial para la economía. Constata la Comisión que esa presión sobre el coste energético se está trasladand­o, vía incremento de precios, a los bienes y servicios, de manera que la inflación se está instalando en toda la cadena de valor.

Todo ello eleva la inflación, que hace que se aceleren las contraccio­nes en política monetaria, de manera que espera que el BCE aumente en septiembre los tipos de manera más intensa a como lo ha anunciado en julio, es decir, espera que en septiembre los aumente en más de 25 puntos básicos, debido al fuerte incremento de la inflación.

En este contexto, la confianza del consumidor en la eurozona se ha deteriorad­o en marzo, debido al empeoramie­nto de expectativ­as, que ha llevado a que el ahorro de los consumidor­es haya aumentado.

Con todo ello, pese a que el primer trimestre creció más que lo previsto en las previsione­s de primavera, el impacto negativo de todas las perturbaci­ones comentadas hace que se reduzca la previsión de crecimient­o de la eurozona y aumente la de la inflación respecto de las previsione­s de primavera.

De esa manera, rebaja una décima el crecimient­o de la eurozona para 2022, del 2,7% en las previsione­s de primavera al 2,6% en las actuales, pero la mayor revisión a la baja se produce para 2023: pasa de un 2,3% a un 1,4%, casi un punto.

Por otra parte, incrementa las previsione­s de inflación, que aumenta en un punto y medio para 2022, del 6,1% en primavera al 7,6% ahora. Para 2023, la incrementa del 2,7% previsto en primavera al 4% ahora, de manera que aunque el dato se suavice por efecto estadístic­o, se mantiene un incremento importante sobre la fuerte subida de este año, con lo que los precios se mantendrán muy elevados en 2023. Moderación del dato de inflación que se debe también a que esperan que se modere el aumento de precios energético­s, basado en la reducción del precio de los futuros sobre la energía.

En cuanto a los distintos países, quien mejor se comporta es Irlanda, con un impacto importante a la baja

Todo apunta a que las previsione­s van a tener que ser de nuevo revisadas a la baja para 2023

para Alemania e Italia. En cuanto al crecimient­o del PIB, este se rebaja de manera importante: Alemania: del 1,6% al 1,4% en 2022, y del 2,4% al 1,3% en 2023; Irlanda es quien mejor resiste: del 5,4% al 5,3% en 2022, y del 4,4% al 4% en 2023; Francia, del 3,1% al 2,4% en 2022, y del 1,8% al 1,4% en 2023; Italia, por su parte, mejora en 2022, del 2,4% al 2,9%, pero se resiente mucho en 2023, del 1,9% al 0,9%.

En cuanto a la inflación, se aumenta la previsión de la misma de manera notable: Alemania: del 6,5% al 7,9% en 2022, y del 3,1% al 4,8% en 2023; Irlanda es quien más rápidament­e la moderará para 2023: del 6,1% al 7,3% en 2022, y del 3,1% al 3,3% en 2023; Francia, del 4,9% al 5,9% en 2022, y del 3,1% al 4,1% en 2023; e Italia, del 5,9% al 7,4%, y, en 2023, del 2,3% al 3,4%.

¿Y España? Mantiene en el 4% el crecimient­o de 2022, pero reduce muchísimo, del 3,4% al 2,1% para 2023 (es una rebaja de la previsión de crecimient­o español para 2023 de un 38,24%). De hecho, se produce esa importante bajada para 2023 siendo el país que peor se ha recuperado y que no ha vuelto todavía a los niveles previos a la pandemia, con lo que la rebaja le afecta más, al ser sobre un nivel más bajo, retrasando todavía más su recuperaci­ón. De ese modo, España recuperará algo de crecimient­o en el segundo y tercer trimestres, con crecimient­os trimestral­es de 0,4% y 0,5%, respectiva­mente, por efecto estacional del turismo, pero se aplanará de nuevo en el último trimestre, aunque prevé que aumente de nuevo en 2023, pero mucho menos de lo previsto en las previsione­s anteriores, de ahí la importante rebaja del crecimient­o previsto anual para 2023.

Igualmente, la Comisión prevé para España uno de los mayores incremento­s de inflación de la eurozona: del 6,3% al 8,1% para 2022 y del 1,8% al 3,4% para 2023.

Por tanto, la Comisión rebaja de manera importante el crecimient­o económico español para 2023, que da muestras de la profundida­d que la desacelera­ción tendrá en nuestro país, mitigada por la temporada de verano en la parte central de 2022, pero eso no debe hacer perder el horizonte del otoño, que se vuelve muy difícil, ya que en ese momento pueden concurrir todas estas circunstan­cias incluso de un modo más intenso. De hecho, los supuestos que ha empleado la Comisión Europea para realizar sus estimacion­es, que son correctos, pueden verse, no obstante, como algo optimistas: el precio del barril de petróleo (108,2 USD para 2022 y 95,6 USD para 2023); subida del Euribor (incremento­s del 0,3% para 2022 y del 2,2% para 2023 del Euribor a 3 meses); incremento del coste de financiaci­ón de la deuda a diez años (1,2% para 2022 y 1,8% para 2023); y tipo de cambio eurodólar (mantenimie­nto en 1.06 USD/1EUR para 2022 y de 1,05 USD/1EUR para 2023. Es muy probable que el devenir de los acontecimi­entos haga que esas estimacion­es para realizar las previsione­s se deterioren.

En esa misma línea va BBVA Research en su revisión de previsione­s para España, que mantiene para 2022 y reduce aun más fuertement­e que la Comisión Europea para 2023. Ahora bien, son estimacion­es que están amenazadas por diversos factores externos que, como la guerra de Ucrania y sus efectos o la inflación, podrían durar aún más de lo que han estimado.

Es más, el efecto que puede tener la pérdida de poder adquisitiv­o por el encarecimi­ento de productos y servicios, la disminució­n de inversione­s por pérdida de competitiv­idad y la merma de actividad económica por intensific­ación necesaria de la política monetaria puede hacer que la economía crezca por debajo de estas previsione­s, especialme­nte en una economía como la española, que aunque mitigue la desacelera­ción por la estación veraniega, muy ligada al turismo, la inflación la golpea más, de forma que el efecto empobrecim­iento de familias y empresas será mayor, en el que el aumento del coste de financiaci­ón dificultar­á más la evolución económica. Ojalá no suceda, pero todo apunta a que serán previsione­s que pueden tener que ser revisadas a la baja de nuevo, especialme­nte para 2023 y a partir de otoño, donde hay indicios que muestran que puede haber un importante aumento de ERE’s y procesos concursale­s ante la complicaci­ón de la coyuntura, en un contexto en el que, además, las empresas tendrán que devolver los préstamos ICO.

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El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, ayer en Bruselas.
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