FUERTE DEPRECIACIÓN EN CADENA
Caída en 2022, en porcentaje
pandido hasta convertirse en un movimiento conocido como Web3. Este sostiene que la misma tecnología detrás del blockchain, que registra y rastrea los criptoactivos, apoyará una nueva generación de servicios online controlados por el usuario que destronará a los actuales gigantes de Internet.
También hay estrechos paralelismos en las crisis financieras. El valor total de todas las criptodivisas alcanzó su techo en noviembre del año pasado antes de caer alrededor de un 70%, reduciendo su valor total de mercado en 2 billones de dólares. Se calcula que en los ocho meses posteriores a que las acciones tecnológicas tocasen techo a principios del año 2000, las empresas de Internet cotizadas perdieron 1,7 billones de dólares, es decir, el 60% de su valor.
Stéphane Kasriel, director comercial y de tecnologías financieras y supervisor de los proyectos del blockchain en el grupo de redes sociales Meta, es uno de los que sostienen que, cuando el polvo se asiente, la criptomanía, al igual que la burbuja tecnológica, habrá sido el precursor de una revolución tecnológica más estable y duradera. “Muchas de estas tecnologías viven el mismo ciclo de bombo”, señala, y a la euforia y la especulación iniciales les sigue una caída. Pero, según añade, al igual que la red a principios de siglo, la tecnología que apuntala el blockchain es algo que “resuelve un problema real para la gente” y será “útil para el mundo en general durante mucho tiempo”.
No es una opinión universal. Lo que es exactamente ese “algo”, o los usos que se le podrían dar que no sean ya posibles con la tecnología actual, no están para nada claros. Hasta ahora, la tecnología cripto se ha utilizado principalmente para la especulación financiera, la actividad delictiva, las finanzas descentralizadas o DeFi (que existen fuera de la regulación) y la creación y el comercio de tokens digitales únicos llamados NFT, que han vivido su propio auge y caída.
“Gran parte del lenguaje [sobre la descentralización] es una réplica casi exacta de lo que se decía en la década de 1990”, señala Martha Bennett, que en aquel momento era directora de tecnología avanzada en el grupo de seguros británico Prudential. Pero señala una diferencia fundamental entre los primeros días de la World Wide Web y la Web3 actual: “En 1995 ya teníamos muchas utilidades: teníamos el correo electrónico y mucha información online. Con la Web3, no hay nada de eso”.
Bennett sostiene que probablemente aún sea demasiado pronto para juzgar si sobrevivirá algo duradero o útil. Pero un coro cada vez más numeroso de críticos del mundo tecnológico sostiene que, a diferencia de las tecnológicas, la tecnología subyacente a las criptomonedas no tiene ninguna característica a su favor.
Críticas
Un grupo de 26 informáticos y académicos escribió a los miembros del Congreso de Estados Unidos en mayo advirtiendo de que la tecnología era “arriesgada, defectuosa y no probada”. Bruce Schneier, experto en seguridad informática y uno de los autores, afirma que cualquier aplicación construida para funcionar en un blockchain
sería más práctica, rentable y segura si se basara en otras tecnologías: “Sea lo que sea lo que estés haciendo, es mejor sin el blockchain”, afirma.
Resumiendo los argumentos contra las criptomonedas y la Web3, Phil Libin, informático y ex consejero delegado de Evernote, la app para tomar notas, describe las fuerzas que inflaron la burbuja como: “un 80% de codicia, un 20% de ideología y un 0% de tecnología".
El entusiasmo por las criptomonedas en el mundo de la tecnología se basa en la creencia de que los blockchains,
bases de datos abiertas y distribuidas que, en teoría, pueden ser actualizadas por cualquiera, representan una nueva base para la actividad
online. Sin embargo, incluso los defensores de la Web3 admiten que la tecnología del
blockchain existente no sirve
El colapso del mercado cripto recuerda al auge y caída de las acciones tecnológicas
La Web3 no tiene utilidades reseñables como las de la World Wide Web en sus primeros días