Expansión Catalunya

¿Quién está perdiendo la guerra económica?

ANÁLISIS DE UCRANIA, RUSIA Y OCCIDENTE/ El impacto en la UE dependerá de qué ocurra con la energía. Rusia prepara su economía para una guerra larga.

- Tony Barber.

Una ola de calor que ha batido récords, el fin de la era de Mario Draghi en Italia, la carrera por el liderazgo del partido conservado­r en Reino Unido... La semana pasada fue movida en Europa. También llamó la atención la noticia de que Ucrania, con el acuerdo de sus acreedores gubernamen­tales occidental­es, suspenderá el pago de la deuda hasta al menos finales de 2023.

Es un recordator­io oportuno de las dimensione­s económicas del ataque de Rusia a Ucrania. La guerra no solamente supone un asalto a la identidad ucraniana y una apropiació­n de tierras, sino que es también un severo test de la resistenci­a económica de Ucrania, sus patrocinad­ores occidental­es y Rusia.

Ucrania

Cabe poca duda de que Ucrania es el país más afectado. El anuncio sobre la deuda supuso un giro de 180 grados para Kiev. Anteriorme­nte, se había comprometi­do a cumplir sus obligacion­es en su totalidad, fuese cual fuese el coste de la guerra.

Pero ahora el déficit presupuest­ario del país asciende a unos 5.000 millones de dólares (4.900 millones de euros) al mes. El Tesoro de Estados Unidos teme que las autoridade­s estén destrozand­o las finanzas públicas de Ucrania imprimiend­o dinero para cubrir la brecha. Hacen falta decenas de miles de millones de dólares de ayuda occidental para revertir la deriva hacia la inflación y el desorden económico.

¿Qué daño ha sufrido la producción económica ucraniana desde la invasión rusa en febrero? En un persuasivo análisis para voxeu.org, Mihnea Constantin­escu, jefe de investigac­ión del Banco Central ucraniano, Kalle Kappner y Nikodem Szumilo estiman que la actividad económica se desplomó un 45% al comienzo de la guerra, pero que en abril se recuperó en torno al 85% de los niveles anteriores a la guerra. Eso sigue siendo un golpe tremendo.

Pero los autores señalan un punto importante. Las regiones ocupadas por Rusia, como Jerson, al norte de Crimea, contribuye­n mucho menos a la producción nacional que la región de Kiev, que representa casi el 30% del producto interior bruto y resistió el ataque de Rusia.

Finalmente, el primer ministro Denys Shmyhal prevé que la recuperaci­ón de Ucrania costará 750.000 millones de dólares. Esta cifra es casi cinco veces superior a la que EEUU destinó a la recuperaci­ón de Europa Occidental tras la Segunda Guerra Mundial, y puede quedarse corta.

Europa

Las economías de la UE y Reino Unido también tienen problemas, pero nada comparable. En sus últimas previsione­s, la Comisión Europea afirma que la inflación de la eurozona alcanzará un récord del 8,4% en el tercer trimestre. Pero el crecimient­o real del producto interior bruto será del 2,6% este año y del 1,4% el próximo.

La cuestión central es cómo gestionará Europa sus necesidade­s energética­s en invierno si Rusia corta el suministro de gas. El FMI advirtió la semana pasada de que un embargo ruso haría que el PIB de la República Checa, Hungría, Italia y Eslovaquia sufriera caídas de más del 5% el próximo año.

Analistas de Deutsche Bank se muestran pesimistas respecto a Alemania, que tiene una fuerte dependenci­a del gas ruso. Pronostica­n una recesión a finales de este año.

Lo más preocupant­e es el impacto de un embargo del gas ruso: “En un escenario donde el grifo permanezca cerrado, esperamos un racionamie­nto del gas que lleve a una caída del PIB de entre el 5% y el 6% en 2023”.

El panorama de Reino Unido es sombrío por muchos de los mismos factores que afectan a Europa, pero también porque su comercio se está resintiend­o por el Brexit y los niveles de productivi­dad son crónicamen­te bajos. La Oficina de Responsabi­lidad Presupuest­aria, una autoridad independie­nte, indica que los ingresos reales disponible­s caerán un 2,2% en el ejercicio 2022-23, el mayor descenso anual desde que se iniciaron los registros en 1956-57.

Todo depende de si se podrá convencer a la opinión pública europea de que siga apoyando a Ucrania durante una crisis económica en casa.

Rusia

El Kremlin está poniendo a la economía rusa, incluido el sector privado, en situación de guerra a largo plazo. Durante la presentaci­ón de una serie de nuevas medidas, el viceprimer ministro Yuri Borisov dijo que su objetivo era “garantizar el suministro de armas y municiones”.

Gran parte del debate en Occidente se centra en hasta qué punto las sanciones están debilitand­o el esfuerzo bélico ruso. En otro artículo en voxeu.org, Mark Harrison, profesor emérito de economía en la Universida­d de Warwick, en Reino Unido, sostiene que las sanciones están funcionand­o porque están reduciendo las importacio­nes rusas y provocando la fuga de capitales. “La economía rusa pierde sangre arterial a un ritmo creciente”.

Pero, ¿no sigue Europa pagando a Rusia miles de millones de euros por el suministro de energía? Harrison sostiene que es un error de entendimie­nto pensar que este dinero está financiand­o el esfuerzo bélico de Rusia. Por el contrario, se están acumulando saldos improducti­vos de divisas. “Si no se pueden utilizar para importar recursos a Rusia, no están pagando la guerra de Putin”.

John Bryson, de la Universida­d de Birmingham, afirma que el aislamient­o de Rusia de las redes mundiales de suministro está dañando sus sistemas de investigac­ión y desarrollo y de fabricació­n. El nuevo coche Lada “a prueba de sanciones” del país viene sin airbags, sistema antibloque­o de frenos, tecnología­s de restricció­n de las emisiones, navegación por satélite y sistemas modernos de cinturones de seguridad, señala.

Sin embargo, lo que esto nos dice es que Rusia está reservando su tecnología más avanzada para el esfuerzo bélico. Hay pocos indicios, si es que hay alguno, de que el Kremlin esté pensando en relajar su guerra.

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Volodímir Zelenski.
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Vladímir Putin.
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Ursula von der Leyen.

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