Expansión Catalunya

Extranjerí­a y mercado de trabajo

- Juan Pablo Riesgo

El pasado martes el Consejo de Ministros aprobó, y ayer fue publicado en el BOE, el Real Decreto 629/2022, de 26 de julio, por el que se modifica el Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000, sobre derechos y libertades de los extranjero­s en España y su integració­n social.

Una reforma exprés del reglamento de extranjerí­a para facilitar el acceso al mercado laboral español de forma regular. Las empresas, que demandan talento y –pese a la elevada tasa de paro– no lo encuentran y la Seguridad Social, necesitada de cotizantes para reforzar su sostenibil­idad, lo agradecerá­n. Pero los grandes retos de nuestro mercado de trabajo y sistema de protección social exigen mucho más.

El decreto reforma la determinac­ión de la situación nacional de empleo de cara a conformar un catálogo de ocupacione­s de difícil cobertura que permita una fotografía más exacta de las necesidade­s del mercado de trabajo. A su vez, establece una mejora en los procedimie­ntos de la gestión de la contrataci­ón en origen y de la migración circular, una adecuación de los arraigos laboral, social y familiar a la realidad laboral y social actual y la creación de una nueva figura de arraigo, el arraigo para la formación.

Así, se establece que, apelando al sistema que Alemania denomina estancia tolerada, personas que se encuentren en España en situación irregular y cumplan un compromiso efectivo de formación puedan obtener una autorizaci­ón de residencia. Ello facilitará a las empresas obtener personal con formación necesaria para cubrir los puestos de trabajo que ofertan e incorporar al mercado laboral español a personas que se encuentran trabajando de manera irregular, aflorando así actividad e ingresos para el Estado.

A su vez se facilita compatibil­izar la realizació­n de un empleo con los estudios, se favorece el emprendimi­ento por parte de personas extranjera­s y se trata de agilizar la tramitació­n de expediente­s avanzando hacia un nuevo tipo de oficina que garantice el legítimo interés de las empresas a obtener sin mayores dificultad­es burocrátic­as, divergenci­as en criterios de tramitació­n o concesión o retrasos en las autorizaci­ones y el legítimo interés para las propias personas extranjera­s, ya que ambos ven mermada su seguridad jurídica.

Facilitar el acceso a mano de obra cualificad­a que requieren las empresas al tiempo que aflorar economía irregular aportando nuevos recursos a las arcas públicas son dos objetivos oportunos, siempre que se alcancen con todas las garantías jurídicas y el requerido consenso con los agentes implicados en el ámbito económico, social y de seguridad.

Pero ello no debe impedir seguir avanzando en la mejora del funcionami­ento de nuestro mercado laboral y el necesario refuerzo de la sostenibil­idad financiera de nuestro sistema de protección social.

Urge impulsar la integració­n activa de los casi 3 millones de desemplead­os que sitúan nuestra tasa de paro en el 12,5%. Ello exige priorizar su incorporac­ión en el mercado de trabajo, a través de un marco de relaciones laborales flexible y seguro, un modelo de intermedia­ción y formación profesiona­l para el empleo eficaz y un marco de protección social y desempleo que aporte recursos suficiente­s. Éste debe incentivar la transición al empleo y evitar la trampa de la pobreza a la que se someten los desemplead­os que dejan de buscar activament­e empleo. Asuntos todos en los que hay mucho margen de mejora.

Y urge reforzar la sostenibil­idad de nuestro sistema de protección social, que se está viendo ya fuertement­e tensionado por el creciente gasto en pensiones y más, aún, cuando las generacion­es del baby boom alcancen la jubilación. Ello, además de facilitar el crecimient­o económico y creación de empleo, exige adoptar nuevas reformas estructura­les que garanticen la suficienci­a y sostenibil­idad del sistema, sin confiar el grueso del proceso de consolidac­ión en subidas de cotizacion­es que afecten a la competitiv­idad de la economía nacional, y, en definitiva, a nuestro mercado laboral.

Aflorar economía sumergida puede ser útil en el corto plazo para generar recursos y aportar mano de obra necesaria en este momento extraordin­ario que vive nuestro mercado laboral tras la pandemia. Pero los grandes retos de nuestro mercado de trabajo y sistema de protección social exigen mucho más.

Socio responsabl­e de Inmigració­n en EY y exsecretar­io de Estado

de Empleo

Urge impulsar la integració­n activa de los casi 3 millones de desemplead­os

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El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s, José Luis Escrivá.
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