Cada vez más control sobre las operaciones
¿De dónde viene todo este control de las autoridades europeas? Cada vez es mayor la viglancia de Bruselas sobre las operaciones empresariales dentro de la UE. Los miedos de la Comisión Europea son que en el territorio comunitario se socave el derecho a la libre competencia. Esta figura es uno de los pilares fundamentales consagrados en el Tratado de Funcionamiento de la UE. Entre los peligros que la Comisión Europea quiere conjurar, sobresalen las denominadas killer acquisitions (compras o fusiones asesinas), destinadas a aniquilar a potenciales competidores, aunque todavía se encuentren en fase embrionaria, práctica no infrecuente en los sectores farmacéutico y tecnológico, donde las Big Tech esgrimen que esas adquisiciones se realizan no para acabar con un futuro rival, sino para complementar la cartera de productos (lo que no quita que la empresa absorbida nunca pueda ser ya en el futuro un competidor).
Europa, con la comisaria Vestager a la cabeza, responsable de Competencia y considerada desde hace tiempo como la gran bestia negra de los grupos estadounidenses (especialmente de los tecnológicos), quiere asegurarse de que esas compras no afectan negativamente a la competencia, aunque de momento sin llegar al extremo de la Comisión Federal de Comercio de EEUU (FTC, por sus siglas en inglés), que en 2020 solicitó información sobre decenas de adquisiciones realizadas por Google, Apple, Amazon, Facebook o Microsoft durante la última década para revisar ex post esas operaciones.
Por otra parte, uno de los peligros que recientemente está en la lista de las autoridades europeas es la compra de las compañías por una empresa con capital estatal de una nación extranjera. En el último año, la Comisión vigila de cerca las operaciones con capital procedente de China, Rusia u Oriente Medio. China apunta que esto “viola las normas de la Organización Mundial del Comercio”.