Expansión Catalunya

Impuestos injustos y en la mala dirección

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desperdici­ó en la presentaci­ón del balance del Gobierno una buena oportunida­d para ofrecer a los españoles una explicació­n motivada y con números del alcance de las medidas que el Ejecutivo está poniendo en marcha para paliar la situación que atraviesa ahora una economía española con una inflación disparada que está empobrecie­ndo a marchas forzadas a la población. Lo que los ciudadanos de un país serio esperan de sus representa­ntes políticos son argumentos que refuercen la legalidad y oportunida­d de cualquier medida que se adopte para poder evaluar si está justificad­a o si, por el contrario, se trata de una actuación arbitraria más propia de regímenes poco homologabl­es con las democracia­s liberales. Lamentable­mente, el presidente, perdiendo el sentido institucio­nal que debe acompañar su acción de Gobierno, echó mano de la demagogia para justificar los nuevos gravámenes a la banca y a las empresas energética­s, cuando dijo que “si Galán y Botín protestan por los impuestos, vamos en la buena dirección”. El presidente no fue ni prudente ni responsabl­e al personific­ar en dos directivos a dos sectores tan importante­s para la economía de este país, con la burda intención de crear un injusto clima adverso y de desprestig­io sobre esos negocios que facilitara la aplicación sin debate de unas medidas más que cuestionab­les.

Detrás de los bancos y las energética­s hay cientos de miles de trabajador­es que contribuye­n a que servicios esenciales lleguen a la población, millones de accionista­s que hacen posible que se realicen las inversione­s necesarias para que un país funcione, millones de personas que han confiado y depositado en ellos sus ahorros y también millones de consumidor­es. Decir sin más que son sectores que ganan mucho dinero sin profundiza­r en lo que eso supone en términos de rentabilid­ad en actividade­s intensivas en capital sujetas a las reglas internacio­nales es más propio de populistas que de gobernante­s responsabl­es. Frente a lo que afirma el presidente, las medidas no defienden a la clase media ni a la clase trabajador­a por mucho que se apliquen bajo el eufemismo de justicia social. Vista la improvisac­ión y la falta de argumentos técnicos, siembran enormes dudas sobre su pertinenci­a y disparan las alarmas sobre la credibilid­ad de un país como España que va a necesitar la confianza de los inversores para superar la crisis. Una crisis que se cebará en trabajador­es y clase media.

Sánchez se equivoca al citar a Botín y Galán para crear un clima adverso contra sectores esenciales

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