Mesura en el gasto público
Las subvenciones públicas se han disparado durante la pandemia. Este incremento es lógico en un momento en el que la actividad se ha visto severamente golpeada, especialmente en sectores como el turismo o la industria, y en el que ha surgido la oportunidad –más en el actual ejercicio– de aprovechar los fondos europeos como un revulsivo para la actividad en el corto plazo y para la productividad en un futuro próximo. Sin embargo, la recuperación del PIB hasta casi los niveles previos a la crisis en la mayor parte de los sectores y la incipiente subida de los tipos de interés urge a reevaluar parte de la política de gasto. Aunque el apoyo a la actividad empresarial debe ser una prioridad para el Ejecutivo, el principal resorte para hacerlo deberían ser las bajadas de impuestos, por encima de otras iniciativas. Pero, además, hay que tener en cuenta que el margen presupuestario quedará comprimido por el fuerte aumento del gasto en pensiones que tiene previsto el Gobierno para actualizarlas con la inflación actual. De hecho, de acuerdo con los cálculos de la Autoridad Fiscal Independiente, este aumento eclipsará todo el margen que tiene el Gobierno para incrementar las Cuentas Públicas. Y, probablemente, también deberá hacer sitio para una cierta subida de los sueldos públicos, aunque sea por debajo del IPC. Sin embargo, tanto los gastos que se resisten a bajar como los que suben chocan con la realidad de la subida de los tipos de interés este año, que aconseja acelerar el ajuste del déficit para evitar un recorte precipitado en los próximos meses, forzado por las circunstancias.