De la experiencia británica al gran contrato del JFK de Nueva York
En sus más de veinte años como gestor de aeropuertos, Ferrovial no solo ha sido capaz de entrar en los países más exigentes, sino también de hacerse con activos emblemáticos.
En Reino Unido el gran desembarco se produjo en 2006, con la compra de una participación indirecta en Heathrow, en mayor aeródromo del país. La infraestructura mueve 80,9 millones de pasajeros al año y genera más de 76.800 empleos.
En 2012 vendió un 10,6% a Qatar y, un año después, redujo su presencia al 25% actual. En ese momento, Ferrovial cobró 436 millones por el 8%. El grupo español también opera aeropuertos regionales en Reino Unido, lo que ha permitido ganar experiencia y prestigio de cara a las autoridades.
Estas iniciativas le han animado a ampliar sus ambiciones en Estados Unidos. A comienzos de junio acordó la compra del 96% de la participación que la firma de inversión estadounidense Carlyle tenía en el consorcio designado para diseñar, construir y operar una nueva terminal en el Aeropuerto Internacional JFK de Nueva York.
Este proyecto sitúa de nuevo a Ferrovial en la primera línea mundial. Al comprar el negocio de Carlyle, Ferrovial asume de forma indirecta el 51% del proyecto de ampliación del JFK. Los otros dos socios son JLC y Ullico, que cuentan con el 30% y 19%, respectivamente.
La previsión es que esta gran inversión empiece a dar sus frutos en 2026, cuando está prevista la apertura de la primera fase de la terminal. Tres años más tarde, las instalaciones operarán a máxima capacidad. El periodo de la concesión será de 38 años, por lo que el contrato se extenderá hasta 2060.
La concesión en Estados Unidos es por 38 años y se prolongará hasta 2060