La banca y el colchón del dividendo
La banca europea ha salido airosa de la temporada de resultados, y los banqueros no han dudado un minuto en dar a los inversores el mensaje que querían: las arcas están lo bastante llenas para premiarles todavía con un rendimiento medio que compite con el de los activos sin riesgo. El sector, todavía con pérdidas en Bolsa en lo que va de 2022, llega así a un momento desafiante con buenas credenciales para atraer inversión. Una rentabilidad por dividendo media en torno al 6%, un descuento atractivo en las cotizaciones, que en el caso de los españoles está todavía por encima de sus cotas históricas, y un progresivo retorno hacia la rentabilidad de sus negocios lo avalan. La rebaja de costes tras la reestructuración y una expectativa de impulso en los márgenes con los tipos al alza deberían ser el caldo de cultivo para que el sector alcance al menos velocidad de crucero. De momento, los bancos han reducido la brecha en cuanto a su evolución en bolsa respecto al resto del mercado. La vuelta a los dividendos tras el paréntesis por las limitaciones en la pandemia, al menos en el caso de los españoles, ha tenido mucho que ver con ello. El previsible impacto del alza de tipos también, especialmente en los que su negocio es de gran perfil doméstico. Las tareas están hechas: reestructuración, recorte de costes, refuerzo de capital, diversificación de ingresos... ¿Será suficiente? Puede que todavía no. El tijeretazo por el impuesto a sus márgenes en pleno viraje de la economía, el fantasma de una recesión que pueda empañar una mora contenida y la mejora en el rendimiento de los activos sin riesgo son amenazas latentes.