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Noruega se enfrenta a una inesperada crisis energética

LA SEQUÍA HA REDUCIDO LA PRODUCCIÓN HIDROELÉCT­RICA EN EL PAÍS, LO QUE HA GENERADO PRESIONES PARA REDUCIR LAS EXPORTACIO­NES DE ELECTRICID­AD A PAÍSES COMO ALEMANIA.

- Richard Milne.

Noruega es, en muchos sentidos, un país afortunado. La demanda de sus abundantes recursos de petróleo y gas se ha disparado desde la invasión rusa de Ucrania. Numerosos ríos y embalses de todo el país hacen que más del 90% de sus necesidade­s de electricid­ad queden cubiertas con su propia energía hidroeléct­rica. Sin embargo, una muestra de la gravedad de la crisis energética que sacude a Europa es que Noruega está teniendo sus propios problemas de electricid­ad, que afectan a todos los ámbitos, desde la política y las relaciones internacio­nales hasta los negocios.

Un invierno y una primavera excepciona­lmente secos han hecho que muchos embalses del sur de Noruega estén en niveles históricam­ente bajos para esta época del año, lo que ha llevado a Oslo a prometer que frenará las exportacio­nes de electricid­ad hasta que se repongan.

Esto podría suponer un problema para países como Alemania, Holanda o Reino Unido, que durante años han importado importante­s cantidades de electricid­ad de Noruega, incluso antes de que Rusia desatara el pánico por lo que podría ocurrir este invierno.

La prueba más clara de los problemas que sufre el país es la enorme diferencia de precios entre el norte y el centro de Noruega –donde se concentra casi la mitad de la producción hidroeléct­rica del país– y el sur del país, con todos los cables de exportació­n.

La electricid­ad en las tres zonas del sur de Noruega costó el miércoles entre 263 y 327 euros MWh, pero en el norte y el centro del país se situó ligerament­e por encima de 1 euro el MWh, según el mercado energético Nord Pool.

Esta brecha se ha prolongado lo suficiente como para que algunas empresas introduzca­n cambios: Kryptovaul­t, una firma noruega de minería de bitcoins, está trasladand­o sus actividade­s del sur al Círculo Polar Ártico para reducir su factura eléctrica.

La razón principal de la diferencia de 160 veces en los precios es la falta de capacidad de transmisió­n entre el norte y el sur. La situación es parecida en la vecina Suecia, pero lleva a situacione­s absurdas. A principios de este verano, la cadena nacional noruega NRK publicó reportajes en los que las empresas eléctricas del norte del país se quejaban de que los precios eran tan bajos que no podían permitirse invertir en ampliar la capacidad al tiempo que las empresas del sur se quejaban de que los precios eran tan altos, que no podían permitirse seguir fabricando.

El tema ha saltado a la primera línea de la agenda política en Oslo, donde el Gobierno ha reconocido que no puede descartar un racionamie­nto de electricid­ad este invierno, aunque de momento lo considera improbable.

El Ejecutivo de centroizqu­ierda se enfrenta a un difícil

Muchos embalses del sur de Noruega están en niveles mínimos para esta época del año

Los coches eléctricos son mayoritari­os y tenían hasta ahora energía barata

equilibrio: ha intentado presentars­e en Bruselas como un proveedor de energía fiable, deseoso de vender todo el petróleo y el gas que pueda; pero es imposible justificar la venta de electricid­ad en el extranjero a precios desorbitad­os cuando muchos noruegos tienen que pagar lo mismo.

Sylvi Listhaug, líder del partido populista Progress, ha pedido que Noruega construya centrales eléctricas de gas y ha afirmado que “sería un escándalo” que la “Noruega de la energía” necesitara racionar la electricid­ad. Otros políticos han pedido que se abandonen los costosos planes de electrific­ación de las plataforma­s petrolífer­as de Noruega, que funcionan con turbinas de gas.

El Gobierno ha respondido con cautela. De momento el Estado se hará cargo del 90% de las facturas de electricid­ad a partir de un determinad­o nivel de precios. Sin embargo, lo más difícil es diseñar un plan que pueda ayudar a las empresas sin limitarse a fomentar un aumento del consumo. Aunque Noruega está muy por delante del resto del mundo en ámbitos como el de los coches eléctricos –ocho de cada diez ventas de vehículos nuevos producen cero emisiones–, también tiene ambiciosos planes para las baterías ecológicas, el transporte marítimo y el hidrógeno que dependen de la abundante –y barata– energía hidroeléct­rica.

Compaginar todo esto con las exportacio­nes a Europa será complicado. El Gobierno se ha dado una semana para idear un mecanismo que le permita detener las exportacio­nes cuando los niveles de los embalses estén por debajo de su media estacional, lo que ocurre actualment­e en la mayor parte del sur de Noruega.

Estos son, en su mayor parte, los problemas de un país afortunado, pero las señales de alarma que se están produciend­o en Noruega ponen de manifiesto lo duro que puede ser este invierno en toda Europa.*

 ?? ?? La noruega KryptoVaul­t se dedica a generar bitcoins.
Noruega, Suecia e Islandia se han convertido en paraísos para las empresas de minado de criptomone­das gracias a sus centrales hidráulica­s y el bajo precio de la electricid­ad. Las diferencia­s de precios entre el norte y el sur de Noruega han hecho que la empresa de bitcoins Kryptovaul­t se mude al Círculo Polar Ártico para rebajar su factura eléctrica. Su consejero delegado, Kjetil Hove Pettersen, considera que la medida le permitirá reducir a la mitad este coste, que es el principal para esta actividad y que ronda los 20 millones de euros al año. Kryptovaul­t opera en la actualidad dos centros de datos para el encriptado de monedas virtuales en el sur de Europa y su intención es abrir un tercero Stokmarkne­s, en el norte. Las empresas de minería presumen de sus bajas emisiones al aprovechar la energía hidráulica.
La noruega KryptoVaul­t se dedica a generar bitcoins. Noruega, Suecia e Islandia se han convertido en paraísos para las empresas de minado de criptomone­das gracias a sus centrales hidráulica­s y el bajo precio de la electricid­ad. Las diferencia­s de precios entre el norte y el sur de Noruega han hecho que la empresa de bitcoins Kryptovaul­t se mude al Círculo Polar Ártico para rebajar su factura eléctrica. Su consejero delegado, Kjetil Hove Pettersen, considera que la medida le permitirá reducir a la mitad este coste, que es el principal para esta actividad y que ronda los 20 millones de euros al año. Kryptovaul­t opera en la actualidad dos centros de datos para el encriptado de monedas virtuales en el sur de Europa y su intención es abrir un tercero Stokmarkne­s, en el norte. Las empresas de minería presumen de sus bajas emisiones al aprovechar la energía hidráulica.
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Las 937 presas de Noruega aportan el 98% de la electricid­ad.

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