Los precios industriales suben un 40% y castigan la alimentación
Los fabricantes siguen repercutiendo los mayores costes de producción, a pesar de la tímida moderación de la energía y los bienes intermedios por la caída de la demanda global.
La subida de los precios industriales se prolonga, con el sexto mes consecutivo en tasas interanuales por encima del 40%, y se traslada con cada vez más fuerza a los productos de consumo y, en particular, a la alimentación, lo que eleva el riesgo de agravar la espiral inflacionista, intensificando la pérdida de poder adquisitivo entre los ciudadanos y de competitividad entre las empresas. Los precios industriales subieron un 40,4% en julio, respecto al mismo mes del año pasado, de acuerdo con los datos que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que supone una ligera ralentización de 2,7 puntos respecto al dato de junio. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la cifra actual sigue estando desbocada y que, aunque los precios de la energía y los bienes intermedios se empiezan a moderar por la caída de la demanda global, los fabricantes siguen repercutiendo los mayores costes sobre otro tipo de productos, como son los bienes de consumo, que se aceleran un punto, hasta el 11,3%.
Así, los bienes energéticos duplican su precio respecto a los niveles de hace un año, con un alza del 100.3%, una subida que queda 36 puntos por debajo del incremento de marzo pero que no deja de ser insoportable para las empresas. De hecho, esta aparente moderación no se debe a que la energía se empiece a abaratar (al contrario, se ha seguido encareciendo un 3,8% a lo largo de los últimos cuatro meses), sino a que en julio de 2021 se situaba ya a unos niveles bastante más elevados que en marzo, por lo que es complicado que pudiera mantener el mismo ritmo interanual. Y la energía no es el único producto al alza, ya que ha arrastrado a numerosos sectores, especialmente aquellos más intensivos en gas, electricidad o transporte, como es el caso de la industria química (31,6%), la papelera (25,6%), la metalúrgica (22,1%), la de la madera y el corcho (20,1%) o la de la alimentación (18,8%).
Y, aunque los incrementos de algunos productos se empiezan a suavizar, buena parte de los fabricantes está acelerando los incrementos, especialmente entre los bienes de consumo. Esto se debe a que determinadas marcas no pueden repercutir de forma inmediata un aumento de los costes de producción a sus clientes, porque muchos de ellos no entenderían el encarecimiento y podrían trasladar su consumo a una marca blanca o a otro tipo de bien, por lo que van diluyendo esta subida en el tiempo. Por eso, la moderación de los costes energéticos y de los bienes intermedios puede coincidir con una aceleración de los bienes de consumo. Y este repunte es especialmente intenso en la alimentación, donde todos los productos aceleran
Todos los productos alimentarios intensifican el incremento de los precios en julio
el paso, destacando las harinas y otros productos de molinería (con un alza del 40,1%), los productos para la alimentación animal (36,2%), los aceites (23,2%), la carne (15,6%) y los lácteos (14,6%). Todo ello tiene dos grandes consecuencias. La primera es que agrava la espiral inflacionista, ya que supone que los mayores costes seguirán presionando con fuerza a los precios de consumo, especialmente en la cesta de la compra, lo que a su vez amplifica la pérdida de poder adquisitivo, laminando el ahorro. En segundo lugar, el aumento de los precios industriales merma la competitividad del sector exportador, si bien hay que tener en cuenta que estos problemas están generalizados en todo el mundo y que se ven compensados, en cierta medida, por la debilidad del euro frente al dólar.