Francia empieza a ceder con el Midcat
La presión conjunta de España y Alemania para retomar la construcción del gasoducto Midcat e incrementar las interconexiones energéticas de nuestro país con Francia comienza a dar sus frutos. El ministro galo de Economía, Bruno Le Maire, abrió la puerta a examinar la viabilidad de la demanda conjunta de Madrid y Berlín, en contraste con el rechazo taxativo que habían expresado hasta ahora los distintos miembros del Gobierno de Emmanuel Macron. Lo hizo después de que Pedro Sánchez y el canciller alemán Olaf Scholz reiteraran en comparencia conjunta su apuesta por el corredor pirenaico para incrementar la autonomía energética de la Unión Europea frente al chantaje de Vladímir Putin con el gas. Pero todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo. Primero, porque el compromiso de Francia sólo es volver a evaluar el proyecto, del que recela por su impacto ecológico y porque, aún en el mejor de los escenarios, no serviría para solucionar los problemas de suministro para este invierno. De ahí que ambos mandatarios recalcaran que se trata de una herramienta de futuro, que también servirá para transportar hidrógeno verde, una de las fuentes alternativas por las que apuesta la UE. Un segundo obstáculo espinoso será la financiación del proyecto, que nuestro Gobierno aspira a que sea costeado con fondos comunitarios, lo cual, sin embargo, podría retrasar el reinicio de las obras por la procelosa burocracia tanto de Bruselas como de la Administración española. El atasco con las ayudas Next Generation no es un buen precedente. Sánchez aún deberá emplearse a fondo para desatascar este proyecto.