A la espera de si se produce un efecto arrastre en sus rivales
La decisión de Vodafone puede tener una gran trascendencia para el sector, sobre todo por su posible efecto arrastre en otras telecos, lo que podría acabar transformando por completo el sistema de precios de las telecomunicaciones.
La decisión de Vodafone de comunicar el cambio es consecuencia de que en su modelo de contrato no existía la posibilidad de incluir un ajuste en función de la evolución del IPC. Pero ese no es el caso de su principal rival, la española Telefónica. Movistar incluye en el clausulado de sus contratos la posibilidad de acometer una subida de tarifas en función de la evolución de los precios, aunque no hayan activado esa cláusula hasta el momento. Es decir, Telefónica tiene la potestad pero eso no significa que la subida vaya a ser automática, como sí ocurre en Reino Unido o los países de Latinoamérica, donde la inflación es un problema enquistado.
Resta saber si el movimiento de Vodafone será el pistoletazo de salida para una evolución semejante entre sus rivales. Mucho dependerá de la evolución comercial que tenga Vodafone en los próximos meses y el impacto que se atribuya a la decisión de ajustar precios al IPC.
Si el impacto es negativo en la captación o retención de clientes, es probable que sus rivales se lo piensen aunque todos los operadores están igual de presionados con la subida de sus costes que tendrán un claro impacto en sus márgenes. Movistar ya aplicó una subida de precios a comienzos de año y Orange hizo lo propio unos meses después, sin que se haya producido terremotos en forma de pérdidas no habituales en las bases de clientes.