La inflación no se ha ido de vacaciones
El Índice de Precios al Consumo (IPC) en tasa interanual se redujo en agosto cuatro décimas respecto al mes anterior, hasta situarse en el 10,4%. Una bajada que se ha debido a la reducción de los precios de los carburantes en agosto: la gasolina cayó un 11% mientras que el diésel se abarató un 8%.
Una interpretación optimista, de esta ligera desaceleración del crecimiento de los precios, es que la inflación (a pesar de la intensidad, persistencia y visibilidad) es temporal. Los que piensan así señalan que la reducción del precio de las materias primas (el petróleo, por ejemplo) y la paulatina reducción de los atascos en el aprovisionamiento de las empresas mejorará la economía por el lado de la oferta.
Además, el ajuste gradual de los tipos de interés por parte del BCE irá conteniendo el crecimiento de la demanda, lo que permitiría ser optimista y contemplar un escenario de reducción de la inflación en los próximos trimestres.
Otra versión más realista señala que el mejor dato de agosto con respecto a julio parece un dato aislado y no una señal de cambio de tendencia. Una golondrina no hace verano, ni siquiera, seguramente, un pequeño grupo de ellas. Una prueba es que en España la inflación subyacente, que excluye a la energía y los alimentos frescos, sigue acelerándose, pasando de un 6,1% en julio al 6,4% en agosto. A ello se une que Alemania estima que su inflación escalará por encima de los dos dígitos, mientras el Reino Unido pronostica que la suya puede superar el 18%.
Por tanto, lejos de complacernos, porque la inflación se ha reducido un poco, debemos seguir preocupados. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (FED), en una reciente reunión de banqueros centrales en Jackson Hole, dejó claro que un buen dato en un mes o en dos no es suficiente. Y por eso, en su opinión la
Reserva Federal debe seguir aumentando los tipos de interés para garantizar la estabilidad de precios, aun reconociendo que esas subidas de tipos causen dolor a las familias y a las empresas.
Políticas de estabilidad de precios
Por tanto, aunque en España el dato de inflación de agosto haya sido un poco mejor que el de julio, está todavía muy lejos con respecto al objetivo de mantener la inflación estable entre el 2% y el 3%. Y ¿qué puede hacer el Gobierno de España para