En el tubo
han dejado pasar la oportunidad para ganar posiciones en el comercio de gas natural. El todavía primer ministro italiano, Mario Draghi, viajó a Argelia a finales de julio (su último viaje oficial antes de dimitir) y firmó varios acuerdos para aumentar la importación de gas natural argelino e intentar desbancar a España como socio principal con el país magrebí.
Unas semanas después fue el presidente francés, Emmanuel Macron, el que viajó a Argel en busca de ese nuevo tesoro energético. Curiosamente, Macron declaró que “no estamos en competición con Italia”, olvidando que hasta la fecha es España el primer importador de gas natural argelino y el que puede transportarlo a Francia.
A día de hoy, los cuatro países más poderosos de la UE tienen que decidir cómo solucionan el problema de falta de suministro de gas ruso a Alemania y otros estados de Centroeuropa. Berlín pide solidaridad a los países del sur que son los que más ayudas están recibiendo de los fondos Next Generation EU y parece razonable que le echen una mano.
Sin embargo, el Gobierno español tiene que solucionar antes el gravísimo problema que tiene con el argelino. Desde La Moncloa insisten en que el diálogo sigue abierto y varios altos representantes de nuestro país han viajado discretamente a Argel durante el verano. El martes, durante su estancia en Alemania, Sánchez llegó a decir que “me encantaría ser yo el que fuera a Argelia”, al ser preguntado por esos viajes. La solución no es fácil, porque es difícil de explicar el cambio de posición de España respecto al Sáhara Occidental después de décadas
El Gobierno español tiene que solucionar el gravísimo problema que tiene con el argelino
de apoyo al Frente Polisario.
Al margen de las decisiones sobre el Midcat (aunque salga adelante, tardará un tiempo en llevarse a cabo), la Unión Europea debe hacer frente a un problema inmediato como es el encarecimiento de los precios de la electricidad. Las medidas tomadas hasta la fecha no han dado los resultados previstos y las tarifas siguen batiendo marcas cada día. Ni siquiera España y Portugal (firmantes de la excepción ibérica con el tope al precio del gas) han conseguido frenar la escalada de precios, por el alto volumen de las subvenciones a las eléctricas.
Ante este panorama, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció el lunes la posibilidad de intervenir temporalmente el mercado eléctrico en los países de la UE; algo inédito en un club que siempre ha defendido el valor del mercado. Habrá que ver el recorrido que tiene esa propuesta intervencionista y las posibilidades reales de éxito.
De lo que no cabe duda es de que los altísimos precios de la energía están lastrando la recuperación económica y provocando una inflación que hace más pobres a los europeos. Ayer, Eurostat anunció que los precios habían subido un 9,1% en agosto en la zona euro.