Un régimen para la próxima ola de las Spac
España perdió claramente el tren de las compañías especiales con propósito de adquisición (Spac), esas sociedades que –sin ningún activo en su balance– lograron captar unos 150.000 millones de dólares en las bolsas estadounidenses durante 2020 y 2021 para financiar potenciales fusiones y adquisiciones. Mientras algunos países europeos como Holanda se apresuraron a facilitar la colocación de varios de estos vehículos en sus parqués, el Gobierno español estuvo mucho tiempo dando vueltas a la normativa necesaria para facilitar esas complejas estructuras de financiación y firmas como AZ Capital han ido a Ámsterdam a colocar sociedades de ese tipo. Algunos pueden ver como una bendición el retraso, ya que ahora las Spac están en una clara crisis ante el cambio de ciclo en los mercados, con muchas de estas compañías teniendo que liquiedar y devolver aportaciones a los inversores, y los grupos que se fusionaron con algunas de ellas sufriendo grandes pérdidas en Bolsa. Pese a ello, Economía ha mantenido en su anteproyecto de Ley del Mercado de Valores una batería de medidas que podrían permitir –seguramente ya en el próximo ciclo al alza– la colocación de alguna Spac en España. La mayor parte de las propuestas normativas parecen sensibles, ya que por ejemplo no tendría sentido que los accionistas del grupo que sale a Bolsa al unirse a una Spac tengan que lanzar una opa al minuto siguiente , lo que supondría la pérdida total de liquidez. Más extraño es el largo periodo de tiempo que se da a las Spac para que encuentren una fusión, algo que quizá se justifica por los plazos de tramitación regulatoria que tienen esas operaciones. En el difícil terreno de la mecánica para facilitar la devolución de aportaciones a los inversores de la Spac que no quieran seguir en la empresa tras la fusión, el Gobierno ha optado por adaptar figuras ya establecidas en la legislación. Teniendo en cuenta que ahora no hay prisa, podría haber sido conveniente crear un sistema original para facilitar el reembolso.
a la que se han asignado 159 millones de euros para su proyecto de electrificación, en el que participan, entre otros, Zigor Corporación, Ingeteam y Gestamp. La fábrica de Mercedes-Benz tiene asignada una inversión de 1.200 millones para la fabricación de nuevos modelos eléctricos, y el objetivo de Basquevolt es ser el líder europeo de la próxima generación de baterías de litio de estado sólido, con aplicaciones para transporte eléctrico, almacenamiento de energía estacionario y dispositivos portátiles avanzados. Los accionistas de Basquevolt son Cie, Iberdrola, Enagás, el propio CIC y el Instituto de Innovación y Tecnología Europeo EIT, creado en 2008 para fortalecer la innovación en la UE. La planta piloto de Basquevolt está prevista para 2025 y el proyecto requerirá la inversión de 700 millones. El CEO, Francisco Carranza, ha trabajado en varios grupos de automoción y ha sido vicepresidente de ACC, firma francesa de baterías de litio. Se espera que Basquevolt cree 800 empleos directos.