Greenpeace critica las ayudas de 60 millones a aerolíneas
del 3,9% el pasado año.
El área inmobiliaria también logró “importantes crecimientos en las ventas”, impulsada por el aumento del 86,9% en la cifra de negocio de la división hotelera.
“Las previsiones para el corto plazo pasan por un escenario de gran volatilidad. La facturación de muchas de las empresas va a crecer, no ya por la recuperación de la demanda, sino por el alza de los precios. Sin embargo, va a ser difícil que los márgenes de rentabilidad no se reduzcan con el fuerte crecimiento de precios de muchas de las materias primas y de los suministros energéticos”, señala el grupo en sus cuentas.
Respecto a la influencia de la guerra en Ucrania, Grupo Fuertes señala que no espera un impacto significativo sobre su actividad, pese a tener una participada rusa.
La empresa, cuya actividad se extiende a 114 países, finalizó el pasado ejercicio con una plantilla de 8.354 trabajadores, lo que representa un aumento del 5% frente a su fuerza laboral de un año antes.
Greenpeace publicó ayer un informe en el que denuncia que los diferentes gobiernos autonómicos y locales han subvencionado con unos 60 millones entre 2015 y 2022 a aerolíneas como Ryanair, Binter, Iberia, easyJet, Volotea y Air Nostrum. Las considera ayudas “encubiertas a vuelos no rentables en plena emergencia climática”.
La entidad ecologista critica que las subvenciones van “camufladas bajo acciones de promoción turística a través de fundaciones y consorcios públicos, una práctica declarada ilegal por la Comisión Europea al vulnerar la libre competencia”. “Lejos de ser una promoción puntual, las aerolíneas utilizan estos contratos para mantener artificialmente operativas ciertas conexiones”, abunda.
Asturias y Castellón
Entre los territorios cuyos gobiernos o patronatos más han apostado por este tipo de convenios, sobresalen Asturias (22 millones), Castellón (10 millones), A Coruña (10 millones) y Vitoria (8 millones). Greenpeace cuestiona que se recurra al turismo para justificar las subvenciones.
Las aerolíneas afrontan una fuerte oposición de organizaciones relacionadas con el medio ambiente para que reduzcan los vuelos, ya que interpretan que son uno de los modos de desplazamiento más contaminantes. De hecho, Greenpeace está haciendo campaña por “prohibir” los vuelos que tengan una alternativa ferroviaria.