España ha tenido siempre sol, pero ahora se lo cree
ENERGÍA FOTOVOLTAICA/ España, con Países Bajos y Alemania, ha sido uno de los tres mayores contribuyentes al récord de energía solar en Europa este verano.
La Comisión Europea se está planteando triplicar capacidad solar y eólica para reducir el gas
Always the sun –Siempre el sol– es una canción de Stranglers que no siempre ha podido aplicarse a la política energética española. Cambios legislativos y subvenciones de ida y vuelta nos han hecho perder oportunidades. Pero eso está cambiando. Según acaba de dar a conocer un informe de Ember, España fue el tercer país de la Unión Europea que más contribuyó a que este verano se batiera el récord de energía solar en la UE (con un 17%), solo por detrás de Países Bajos (23%) y Alemania (19%). El récord generado en toda la unión fue del 12% de la energía total (99,4 TWh), frente al 9% en el mismo período de 2021.
El año pasado España fue el segundo país europeo en generación eólica y solar, con datos de Redeia (antes REE). Según el operador del mercado, en lo que va de 2022, la producción fotovoltaica ya ha superado la cifra que se alcanzó en todo 2021. No en vano, España es el quinto mejor país para invertir en renovables según IHS Markit.
El avance de la energía solar en Europa se debe en parte a que con la crisis energética desatada por la invasión de Ucrania, la Comisión se plantea triplicar las capacidades solares y eólicas de aquí a 2030 para ahorrar 170.000 millones de metros cúbicos de consumo anual de gas al final de la década, lo que favorece a países como España.
Cada vez hay más interés por tendencias como el autoconsumo. En 2021 se instalaron en nuestro país 1.203 MW de nueva potencia fotovoltaica con esta finalidad, según Unef, con un incremento del 101,84% sobre 2020. La mayor parte, un 41%, en el sector industrial, un 32% en el residencial y un 26% en el comercial. Lo de que hayamos ido con cierto retraso fotovoltaico para las horas de sol que disfruta el país tiene en parte su explicación, y su vertiente positiva por la mejora actual, en los costes que soportaba el sector.
Pero ya en 2014, según la Agencia Internacional de la Energía Renovable (Irena), la biomasa, la hidroeléctrica, la geotérmica y la eólica fueron competitivas con la producción de electricidad a partir de carbón, petróleo y gas. Y los costes han seguido bajando, especialmente en España (ver gráfico).
Tres frentes
Los riesgos ahora vienen de tres frentes. Primero, de los efectos para la sostenibilidad de la guerra en Ucrania, con el descenso de las inversiones y el nuevo atractivo de las energías fósiles. Según BlombergGreen, en la primera mitad de 2022 la adquisición por parte de las empresas de energía limpia no alcanzó los 15 gigavatios, menos de la mitad del total del año pasado, y el año podría acabar en negativo. Además, la mayor parte de la disminución se da en Europa. Por suerte, España es una excepción.
En segundo lugar, de los suministros, más del 80% de la producción mundial de módulos fotovoltaicos se fabrica en Asia, y China copa el 67%, según el Instituto Fraunhofer de Sistemas de Energía Solar. Al igual que con los microprocesadores, Europa, y España, deberían plantearse una mayor autonomía en un sector tan clave para el desarrollo. Y, en tercer lugar, de la burocracia: más del triple de la potencia instalada está pendiente aprobar o ejecutar en España por el atasco burocrático.
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