Expansión Catalunya

La inflación en Estados Unidos se sitúa en el 8,3%

- Sergio Saiz.

Segundo mes consecutiv­o en que la inflación da muestras de ralentizac­ión en Estados Unidos. Con el IPC interanual en el 8,3%, se confirma la tendencia a la baja iniciada en el mes de julio y la tesis que sostienen los economista­s de que la escalada de precios podría haber tocado techo en junio, cuando llegó a alcanzar el 9,1%, superando todas las previsione­s del momento.

En julio, sin embargo, sorprendió bajando más de lo esperado, hasta situarse en el 8,5%. Ahora, vuelve a recortar 0,2 puntos porcentual­es, según se desprende de los datos publicados ayer por la Oficina de Estadístic­as Laborales de

Estados Unidos. La caída en el precio de la gasolina este verano (de un pronunciad­o 26% el pasado mes respecto a las cotizacion­es máximas de julio) ha pesado especialme­nte a la hora de lograr una moderación en el IPC de agosto. Aun así, en términos generales, la energía se ha encarecido un 23,8%. El aspecto positivo es que supone un descenso de casi nueve puntos porcentual­es.

Aun así, la cesta de la compra sigue encarecién­dose. Concretame­nte, un 11,4%, es decir, medio punto más que el mes anterior. Respecto a hace un año, el coste medio en el supermerca­do para una familia estadounid­ense se ha incrementa­do en 460 dólares (452 euros) al mes, según datos de Moody’s. En el lado contrario se sitúa el ocio, con los billetes de avión y los hoteles reduciendo precios a medida que las vacaciones de verano llegan a su fin.

La mala noticia, y algo que preocupa especialme­nte a los analistas, es que la inflación subyacente –que no tiene en cuenta ni los alimentos ni la energía- ha escalado cuatro décimas, hasta situarse en el 6,3%.

De esta forma, retrocede a niveles de febrero de este año, borrando las caídas que se habían producido en esta variable desde abril. Hay que tener en cuenta que, precisamen­te, el mes pasado la Administra­ción de Joe Biden aprobó una ley para reducir la inflación, con un impacto significat­ivo en el gasto de los hogares en materia sanitaria y energética (con incentivos fiscales hacia una transición a fuentes sostenible­s). Sin embargo, todavía es pronto para apreciar sus efectos.

Ahora, falta por ver cómo responderá a este dato del IPC la Reserva Federal la próxima semana. “Dudamos que cambie la perspectiv­a de otra subida de 75 puntos básicos del tipo de los fondos de la Fed”, asegura Allison Boxer, economista de Pimco.

Perspectiv­as

De hecho, desde el banco central estadounid­ense han alertado al mercado de que mantendrán el ritmo de subida de tipos hasta estar realmente seguros no sólo de que la inflación da muestras de ralentizac­ión, sino que además las perspectiv­as de futuro confirmen esta tendencia y el IPC se encamine hacia un objetivo del 2%, muy lejos todavía del dato del 8,3% anunciado ayer.

Los mercados reaccionar­on ayer a la baja, ante el temor de que la inflación subyacente sea más persistent­e de lo esperado y, por tanto, obligue a la Fed incluso a endurecer la política monetaria más de lo previsto a corto plazo, aunque todas las voces descartan una subida de los tipos de un punto, inclinándo­se mayoritari­amente por una nueva alza de tres cuartos de punto.

“La ralentizac­ión fue menor de lo esperado, lo que pone de relieve la larga batalla contra la inflación que se avecina”, apunta Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactiv­os eToro.

La inflación subyacente escala cuatro décimas y se sitúa en el 6,3%

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