La división de EY hace temer por el negocio de auditoría
INCERTIDUMBRE EN TORNO AL ‘SPIN OFF’/ Los expertos avisan de que la calidad en los servicios de auditoría puede resentirse si se pierde capacidad para atraer talento.
El plan radical de EY de dividirse corre el riesgo de despojar a su negocio de auditoría de la experiencia necesaria para analizar las complejas cuentas de las mayores multinacionales del mundo, han advertido ejecutivos del sector. Los socios de la compañía empezarán a votar en noviembre sobre la propuesta de EY de escindir y sacar a bolsa su división de consultoría, una medida que, según sus dirigentes, promoverá el crecimiento al eliminar los conflictos de intereses.
Pero para auditar las cuentas de las empresas, EY y las otras tres grandes consultoras –Deloitte, KPMG y PwC– dependen de sus divisiones de consultoría, las cuales tienen la experiencia necesaria en materia de impuestos y valoración de activos.
Las autoridades, que tendrán que dar el visto bueno a la separación, y las empresas deberían preguntarse cómo reemplazará EY a los expertos necesarios para llevar a cabo auditorías de calidad, señala un antiguo socio de KPMG.
La separación de EY supondrá el mayor cambio en el sector de la contabilidad en dos décadas, pero Deloitte, KPMG y PwC han mantenido hasta ahora su modelo de combinar las operaciones de auditoría y consultoría. KPMG ha declarado que este modelo “promueve la innovación y los más altos niveles de calidad” en todo su negocio, incluida la auditoría.
Algunos competidores de EY se preguntan si una empresa de auditoría recién separada podrá atraer a los expertos en fiscalidad y valoración necesarios para analizar las cuentas de las grandes empresas, porque los más renombrados querrán seguir en el negocio de la consultoría, donde los sueldos son mayores. Hay muy pocos expertos fiscales capaces de analizar cuentas corporativas complejas y una compañía especializada en la auditoría tendrá dificultades para pagar lo suficiente para retenerlos, señala el exsocio de KPMG.
La división de auditoría de EY tuvo unos ingresos de 20.000 millones de dólares el año pasado, una cifra que la firma prevé que crecerá entre un 7% y un 8% anual tras la división. Sin embargo, al igual que sus competidores, EY tiene dificultades para contratar a suficientes auditores para satisfacer la demanda en varios países, lo que algunos achacan a los mayores requisitos legales y a que los sueldos son más bajos que los de los bufetes de abogados o los bancos de inversión. Como resultado, el nuevo negocio de auditoría independiente de EY tendría que prestar más servicios de asesoramiento para cumplir sus objetivos de crecimiento.
Según la división prevista, la empresa de consultoría independiente comenzaría su andadura con unos ingresos de 25.000 millones de dólares y un ebitda de 4.400 millones de dólares. EY ha declarado que el nuevo negocio de auditoría tendrá las capacidades
Los socios votarán la propuesta de EY de escindir y sacar a Bolsa su división de consultoría
necesarias para poder revisar las cuentas complejas de las grandes empresas. El negocio actual de auditoría de la firma representará casi dos tercios del grupo independiente, y el resto serán asesores, algunos de los cuales ayudarán en las auditorías, señaló EY a los socios la semana pasada.
Sólo el 14% del nuevo negocio de auditoría corresponderá a servicios fiscales, el 7% a asesoramiento contable y el 6% a consultoría de riesgos tecnológicos. Los expertos en valoración, riesgos financieros y otros aspectos seguirán en la empresa para apoyar el trabajo de auditoría y representarán cada uno de ellos entre el 1% y el 2% del negocio.
A pesar de las dudas, según una encuesta realizada por la empresa de análisis del sector de la consultoría Source Global Research, la mayoría de los ejecutivos de las grandes empresas contratarían tanto a las divisiones de auditoría como de consultoría de EY si se produce la división. En concreto, el 62% de los ejecutivos de empresas estadounidenses y británicas declararon que contratarían a EY como auditor tras la separación, y sólo un 6% dijo que no lo haría.