La inflación acecha a la comida rápida
Los restaurantes de comida rápida, quemados por la inflación al rojo vivo, están recurriendo a los clientes para refrescarse. Desde McDonald’s hasta Domino’s Pizza, las grandes cadenas están subiendo los precios de los menús y reduciendo las porciones.
Hasta ahora, eso no ha alejado a los comensales. Esto se debe a que un aumento aún mayor de la cesta de la compra puede hacer que comer fuera sea una relativa ganga. Sin embargo, mantener estas subidas de precios será un reto de gran envergadura, sobre todo si más consumidores con problemas de liquidez buscan precios más bajos.
En McDonald’s, las ventas comparables en Estados Unidos aumentaron casi un 4% en el segundo trimestre. Esto se debió principalmente a las subidas de precios, que fueron de “un solo dígito”, según la empresa, y sigue a una subida de precios de un porcentaje similar en el primer trimestre.
Su rival Burger King ha reducido el número de nuggets de pollo de 10 a 8 unidades por pedido. Domino’s Pizza ha aumentado el precio de su popular oferta a domicilio Mix & Match en un dólar a 6,99 dólares (6,99 euros).
Por ahora, McDonald’s y grupos similares se benefician del hecho de que comer fuera puede salir mejor que cocinar en casa. Según el Ministerio de Trabajo, los precios de los alimentos aumentaron un 13,5% interanual en agosto, frente al 8% de los precios de la comida en los restaurantes.
Es poco probable que la ventaja que proporciona la tendencia sea duradera. Las cadenas de supermercados y las tiendas de comestibles han observado que los consumidores compran más marcas blancas y cortes de carne más baratos para ahorrar. El coste medio de un Big Mac en EEUU era de 5,15 dólares en junio, un 30% más que hace una década. Sin embargo, el salario mínimo se ha mantenido sin cambios en 7,25 dólares la hora desde 2009. Los inversores en el sector podrían acabar con nauseas.