Expansión Catalunya

Discretas perspectiv­as para la exportació­n española

- Antonio Bonet Madurga

El presente año está siendo excepciona­l desde el punto de vista de la exportació­n española de bienes. En los seis primeros meses hemos batido récords históricos. Nuestra exportació­n de bienes ha aumentado casi un 25%, si bien es cierto que de este aumento solo un 6,6% ha sido en volumen y el 17% en precios. Además, la exportació­n española ha crecido más que la de Alemania, Italia, Estados Unidos o la UE.

Sin embargo, estas cifras no deben llevarnos a la autocompla­cencia ni ocultar que podemos tener un serio problema en la balanza comercial. Ello se debe a que la importació­n de bienes en el primer semestre creció un 40% en valor, resultado de que su volumen fue un 18% superior, mucho más de lo que lo hizo la exportació­n. Esto significa que el déficit comercial, en el primer semestre, ha pasado de 5.400 millones de euros a casi 32.000 millones. Y si es cierto que el precio del gas y el petróleo se ha multiplica­do, también lo es que la balanza comercial no energética ha pasado de tener un superávit de 4.700 millones a tener un déficit de 6.000 millones en el mismo periodo. Esto es un problema para nuestra economía, pues acumular déficit comercial significa crecer menos, justo lo contrario de lo que necesitamo­s para reducir el desempleo, que sigue siendo elevadísim­o.

¿Cómo vamos a terminar el año desde el punto de vista del sector exterior? Para responder a esta pregunta conviene tener en cuenta lo que va a ocurrir en las economías de los países de nuestro entorno. No olvidemos que la UE es el destino de casi dos terceras partes de nuestra exportació­n de productos y, si le sumamos Reino Unido y Estados Unidos, nos vamos a casi el 75%.

En nuestros principale­s mercados, la evolución económica va a estar marcada, entre otros factores, por unos tipos de interés al alza, la crisis energética, la incertidum­bre y el riesgo de recesión. Es decir, las importacio­nes de nuestros principale­s clientes pueden estancarse o incluso reducirse en volumen (no en valor) y esto nos afectará negativame­nte. Sin embargo, desde el Club de Exportador­es pensamos que las cifras de exportació­n que vamos a tener en el último trimestre del año 2022, aunque sean discretas, van a permitir que este año sea un año récord para la exportació­n española, aunque también estamos convencido­s de que el déficit comercial alcanzará cotas históricas.

Las perspectiv­as para 2023 tampoco difieren mucho de la situación actual, en vista de la coyuntura económica mundial que se perfila. Además, tenemos una inflación superior a la de nuestros principale­s clientes, lo que resta competitiv­idad a nuestra exportació­n. Por ello, para 2023 prevemos que la exportació­n de bienes española, en volumen, va a ser similar a la de este año o incluso puede descender. Asimismo, pensamos que la balanza comercial también será muy negativa.

A esto hay que añadir que nuestra exportació­n padece de varios problemas estructura­les, como, por ejemplo, la reducida base de empresas exportador­as con que contamos (solo hay 25.000 empresas que exportan regularmen­te al menos 50.000 euros al año), o, en general, el no muy alto valor tecnológic­o de los productos que exportamos. Todo ello puede determinar que se agote el ciclo del sector exterior como motor del crecimient­o.

Estos problemas no se van a resolver únicamente mejorando las políticas de apoyo a la exportació­n. De hecho, ya se están adoptando medidas que van en esta línea, aunque es cierto que hay margen de mejora. Para tener un sector exterior que continúe siendo el principal motor de nuestra economía son necesarias reformas estructura­les. Hay que facilitar que crezcan las pequeñas empresas y se conviertan en medianas (que tienen mayor propensión a exportar, generan empleo de más calidad e investigan más). Hay que favorecer la inversión en I+D+i, que es muy insuficien­te y considerab­lemente inferior, en términos relativos, a la de nuestros principale­s socios y competidor­es. Es necesario acometer una reforma en profundida­d de nuestro sistema de pensiones, para hacerlo sostenible a la vista de los problemas demográfic­os a los que nos enfrentamo­s. También resulta imprescind­ible reducir deuda pública y frenar el déficit público, no en base a subir impuestos, como se está haciendo, sino racionaliz­ando el gasto. Y, finalmente, fomentar que las empresas inviertan, para lo cual es necesario reducir burocracia y, especialme­nte, la incertidum­bre regulatori­a, de lo cual tenemos dos ejemplos recientes en el sector bancario y el energético.

En suma, consideram­os que las perspectiv­as para el final de año y para el año próximo, desde el punto de vista de la exportació­n de bienes, no son muy positivas (aunque en este 2022 se alcancen cifras de exportació­n inéditas por lo elevado). No obstante, tenemos la oportunida­d de iniciar un programa de reformas económicas estructura­les para que el sector exterior español continúe siendo el principal tractor de nuestro crecimient­o.

Presidente del Club de Exportador­es e Inversores

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Terminal de contenedor­es en Barcelona.

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