El último viaje de ‘A vueltas con Lorca’
Desde su estreno en agosto de 2018, se han hecho más de setenta funciones de A vueltas con Lorca, una obra que protagoniza Carmelo Gómez y que ya han visto 35.000 espectadores. Aquellos que no tuvieron la oportunidad de hacerlo en ciudades como Zaragoza, Murcia, Santander, Logroño, Zamora, Valladolid, incluso Beirut, deberán darse prisa porque esta fiesta poética llega a su fin. Lo hará en el Teatro de La Abadía de Madrid desde hoy y hasta el próximo 25 de septiembre y supondrá la despedida que merecía un espectáculo que dirige Emi Ekai. “Ha sido un absoluto privilegio, un sueño que me ha permitido convertirme en un juglar, en un contador de historias, algo a lo que cualquier actor debería aspirar”, reconoce Gómez, enormemente agradecido de haber podido protagonizar un título que es en sí mismo un homenaje al teatro.
Y es que A vueltas con Lorca es un cuento que “habla sobre Federico, el hombre, desde su infancia hasta el mar. Un recorrido que parte del agua y que por el cauce encontrará paisajes tan diversos como contradictorios, pero todos posibles”, reconocen los responsables de la obra, que han ido incorporando al texto nuevos pasajes a medida que avanzaba el tiempo. “He descubierto a Lorca como persona, no sólo como autor, y he aprendido a valorar sus influencias, sus contradicciones, sus sentimientos. No es un Lorca político, tampoco andalucista, aunque beba de la tradición de la tierra en la que nació”, explica Gómez, que cree que el público ha podido sentirse a veces sobrepasado por el enorme valor poético de la obra. “A la poesía no hay que
La obra, que se estrenó en agosto de 2018, se despide del público desde el Teatro de La Abadía
“Ha sido un privilegio, un sueño que me ha permitido convertirme en un juglar”, reconoce Carmelo Gómez tenerle miedo, hay que aproximarse a ella sin saber que no se va a entender cada palabra, cada giro, pero que se apreciará el conjunto. La poesía toca lo esencial y eso lo reconocemos todos”, afirma Gómez, que ha tenido la oportunidad de representar la obra en diferentes escenarios, entre ellos, un museo. “Fue algo muy especial porque pude ver los ojos, disfrutar de la mirada, de los espectadores”.
En A vueltas con Lorca “los versos se mezclan con el agua, como si la vida del poeta, tan próxima, hubiera sido escrita por él mismo”, que de hecho lo hizo con sus versos donde “sin decir que él era el protagonista todos sabemos que lo era”, explica Gómez, que, según resumen los responsables de esta obra, que ya es histórica, “baila en verso y prosa sobre ese filo de amor y muerte, sin imposturas. Enlazado al piano de Mikhail Studyonov, se expone a las verdades sencillas de Federico y a sus enigmas, y nos sumerge en sus alegrías y soledades… Juega sobre los fragmentos como los niños que saltan de piedra en piedra para cruzar el río”. Por eso Gómez nos anima a dejarnos llevar por el torrente que siempre fue y que aún es Federico García Lorca.