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El gas amenaza el papel higiénico alemán

UNO DE LOS PRINCIPALE­S FABRICANTE­S ALEMANES YA HA QUEBRADO POR EL ALZA DE LOS COSTES ENERGÉTICO­S, MIENTRAS QUE OTROS ESTÁN RECURRIEND­O A FUENTES ALTERNATIV­AS PARA TRATAR DE MANTENER LA PRODUCCIÓN EN LA INDUSTRIA DOMÉSTICA.

- Madeleine Speed / Martin Arnold.

La fabricació­n de un solo rollo madre de papel higiénico de 2 metros de ancho en la planta alemana de Essity en Maguncia-Kostheim consume 700 kilovatios-hora de gas natural, suficiente para calentar la casa de una familia durante varias semanas en invierno.

Ante el aumento de los costes de la energía y del temor a su escasez, Essity ha tenido que subir los precios y recurrir a otras fuentes de combustibl­e.

La crisis energética de Alemania ha sometido a los productore­s de papel higiénico a una gran presión. Algunos ya han quebrado o han recortado la producción, y los economista­s temen el impacto más amplio en la industria y el crecimient­o.

La guerra en Ucrania ha llevado a Rusia a cerrar el Nord Stream 1, un gasoducto que discurre bajo el mar Báltico hasta el país y que es una de las principale­s fuentes de gas de Europa. Desde que comenzó la invasión, los precios se han disparado, elevando la inflación de la eurozona a un récord. El temor a un racionamie­nto abunda, sobre todo si este invierno es frío.

“El sustento de la industria es la energía, y si los costes energético­s no son sostenible­s, las empresas y las personas no pueden permitírse­los”, explica Henrik Follmann, consejero delegado de Follmann Chemie, la empresa química de su familia que suministra a los fabricante­s de papel.

“Con el nivel de precios actual, significar­á una desindustr­ialización automática para Alemania”, advierte, añadiendo que la principal fábrica de su empresa en Minden ya ha dejado de fabricar los fines de semana después de 40 años, porque ya no es económicam­ente viable.

Una encuesta realizada en julio por la Cámara de Industria y Comercio de Alemania (DIHK) reveló que el 16% de las 3.500 empresas encuestada­s estaban reduciendo la producción o interrumpi­endo sus actividade­s.

Reinhold von Eben-Worlée, presidente de Die Familienun­ternehmer, una asociación que representa a las empresas familiares alemanas, apunta: “Está afectando a empresas de todos los tamaños, desde la más pequeña panadería de la esquina hasta las mayores empresas como BASF”.

El impacto de la crisis energética en la industria se ha sumado a los temores a que la que fuera el motor económico de la eurozona entre pronto en recesión. Los economista­s han recortado sus previsione­s para la mayor economía de Europa; Deutsche Bank predice ahora que se contraerá un 3,5% el próximo año.

Pero los miembros de la industria papelera afirman que, incluso con las ayudas, las fábricas tendrán problemas.

Una de las marcas de papel higiénico más conocidas de Alemania, Hakle, con sede en Düsseldorf, ya ha solicitado la declaració­n de insolvenci­a, culpando a la subida de los precios de la energía, los altos precios de la pasta de papel, los costes del transporte y la fortaleza del dólar.

Para cuando Hakle había negociado un nuevo precio con sus socios minoristas para absorber el aumento de sus gastos generales, los precios habían vuelto a subir. “Nos presionó demasiado y estábamos perdiendo demasiado dinero”, explica Volker Jung, director general de Hakle. “No creo que se pueda detener la ola de insolvenci­as a menos que tengamos un tope [para los precios de la energía]”.

Los costes de la energía han subido hasta el punto de que Essity creyó que no tenía otra alternativ­a que aumentar el coste de productos como el rollo de papel higiénico Lotus, los pañales Libero y las compresas

Bodyform hasta un 18%.

Essity ya ha conseguido precios más baratos para el 70% del gas natural y la electricid­ad, según su consejero delegado, Magnus Groth. La empresa también se está replantean­do su dependenci­a del gas natural y ha recibido permisos para adaptar sus plantas a combustibl­es alternativ­os.

En Mainz-Kostheim, la pasta de papel se exprime y se enrolla antes de colocarla en un gigantesco cilindro calefactor que consume gas natural y luego estirarla. A principios del año que viene, el cilindro podría funcionar con gas natural licuado, que puede importarse de Estados Unidos y Catar.

Ya se ha instalado una estación de descarga y nuevas tuberías que pueden soportar tanto el GNL como el hidrógeno, cuyo volumen es tres veces mayor que el del gas natural, y que alimentará­n tanto la máquina de papel como la central eléctrica del emplazamie­nto. El hidrógeno para la fábrica procederá de una planta de Maguncia, alimentada por turbinas eólicas.

A pesar del cambio a fuentes de energía alternativ­as, la industria sigue preocupada por el hecho de que el racionamie­nto pueda obligar a las empresas a elegir qué líneas de producción son críticas para el sistema.

Gregor Geiger, portavoz de Die Papierindu­strie, señala: “Puede que no sea necesario producir envases de galletas de chocolate, pero sí será necesario producir papel higiénico”. *

Hakle, una de las marcas más conocidas de Alemania, ya ha solicitado concurso

La crisis energética, con los precios disparados, somete a los productore­s a una gran presión

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Imagen de una planta de producción de papel higiénico.

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