Hernández de Cos advierte de la desaceleración económica y laboral
El gobernador del Banco de España constata la pérdida del “dinamismo del empleo” y recuerda cómo la actividad económica se encuentra todavía por debajo de los niveles prepandemia.
Ayer, al mismo tiempo que la OCDE hacía pública una nueva bajada en las perspectivas económicas del país, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, incidió en que el panorama, tanto global como nacional, continúa ensombreciéndose, a medida que se enquista el conflicto en Ucrania y se alarga este episodio de alta inflación, para la que se ha recetado, por parte de los bancos centrales, un intenso endurecimiento de las políticas monetarias. Por ello, Hernández de Cos constató, en un desayuno informativo, los efectos en la situación económica en general, y en el empleo en particular, de estos condicionantes: una “desaceleración de la actividad” que, aunque enmarcó en un contexto global y europeo, España no se escapa de ella; así como, ya en clara referencia al marco nacional, una “cierta moderación en el dinamismo del empleo”. Todo ello cuando, tal y como recordó, y en claro contraste con la zona euro, España todavía no ha alcanzado su nivel de actividad previo a la pandemia: es el único país europeo aún alejado de las cifras de 2019, concretamente 2,2 puntos porcentuales por debajo.
En el evento, organizado por Globalcaja y la Cámara de Comercio de Castilla-La Mancha, el gobernador del Banco de España, Hernández de Cos se apoyó principalmente en los indicadores laborales, aunque también hizo referencia a otros números para dar carta de naturaleza a esta “ralentización”. “El resto de los todavía escasos indicadores cuantitativos disponibles para el trimestre, como las matriculaciones de automóviles o el índice del comercio al por menor, por el lado de la demanda; o el índice de producción industrial, por el de la oferta, tienden a confirmar la pérdida de impulso de la actividad”, afirmó.
La próxima semana, el Banco de España actualizará sus proyecciones para la economía nacional para el cierre de este año y los dos próximos. Cabe recordar que las últimas, publicadas en junio, anticipaban un crecimiento del PIB del 4,1% en 2022, 2,8% en 2023 y 2,6% en 2024, mientras que la inflación la situaba en 7,2% en 2022, 2,6% en 2023 y 1,8% en 2024. Aunque advirtió que serán a la baja, igual que han hecho ya otras instituciones de forma “muy significativa”. En ese contexto, puso como ejemplo Consensus Forecast, documento de la firma Consensus Economics que compila las principales previsiones económicas. Para el caso español, este documento pronostica un 2,6% de crecimiento para 2023, es decir, una caída de 1,4 puntos porcentuales respecto al dato de junio. Por su parte la inflación pasará, en comparación con las anteriores previsiones, del 7,5 al 8,8% en 2022 y del 2,6 al 4,1% en 2023.
La economía española durante la primera parte del año se mantuvo sostenida por la reapertura tras el Covid y una inusitada efervescencia del turismo. De hecho, España es uno de los principales destinos que mejor se ha recuperado en este ámbito, según datos difundidos ayer por la Organización Mundial del Turismo. Los efectos positivos de estos dos factores comienzan a esfumarse ahora, a medida que la inflación permanece y el turismo puede empezar a declinar, precisamente por los altos precios. Las previsiones, eso sí, no son concluyentes, debido a la volatilidad del contexto económico. Como aseguró Hernández de Cos, “las proyecciones están rodeadas de gran incertidumbre y los riesgos están sesgados a la baja para la actividad y al alza para la inflación”.
Pacto de rentas
Durante su intervención, el gobernador del Banco de España aprovechó también para volver a insistir en uno de sus principales caballos de batalla de los últimos meses: la puesta en marcha de un pacto de rentas que tenga el objetivo de hacer un reparto equitativo de los efectos negativos del empeoramiento económico. “Sería deseable la firma de un pacto de rentas, en el marco del diálogo social, que acuerde el reparto de costes entre las empresas, que habrían de aceptar una reducción de sus márgenes unitarios, y los trabajadores, cuyo poder adquisitivo no podría mantenerse intacto”, manifestó Hernández de Cos. El gobernador eludió hacer referencia a aquellos aspectos que provocan el desacuerdo entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos con respecto al pacto de rentas. No manifestó si éste debería incluir a los funcionarios o a los pensionistas, pero sí afirmó que “debería tener en cuenta que las perturbaciones actuales están teniendo un impacto desigual entre distintos grupos de trabajadores, empresas y sectores”, así como “contemplar compromisos plurianuales concernientes a los incrementos salariales y la evolución de los márgenes. Ello aportaría certidumbre a los hogares”.
El Banco de España revisará, la semana que viene, sus previsiones económicas a la baja