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Truss dimite tras un mandato de 44 días y agrava los problemas en Reino Unido

Las presiones de los miembros del partido ponen fin a un mandato de 44 días protagoniz­ado por las turbulenci­as financiera­s. El nuevo primer ministro y líder ‘tory’ será escogido el 28 de octubre.

- LA PRIMERA MINISTRA MÁS BREVE/ George Parker / Sebastian Payne.

Liz Truss se vio obligada ayer a dimitir como primera ministra de Reino Unido, poniendo así fin a 44 días en el cargo protagoniz­ados por las turbulenci­as financiera­s y el daño catastrófi­co ocasionado al partido conservado­r. Altos cargos del partido pidieron a Truss que renunciara, provocando una amarga división entre los parlamenta­rios tories frente al reto de elegir al tercer primer ministro de Reino Unido en cuestión de meses.

En una breve declaració­n en Downing Street a las 13:35 horas, Truss anunció que había notificado al rey Carlos su renuncia al cargo de líder conservado­ra, y que la próxima semana se elegiría a un nuevo líder y primer ministro del partido.

Pasará a la historia como la primera ministra británica que menos tiempo ha estado en el cargo, después de derrumbars­e su Gobierno tras el fracaso del presupuest­o anunciado el mes pasado, que contenía 45.000 millones de libras (51.000 millones de euros) de rebajas fiscales no financiada­s y que provocó la agitación de los mercados de la libra y los bonos.

Truss dijo que había sido elegida líder tory para ofrecer una economía de “bajos impuestos y alto crecimient­o”, aprovechan­do las “libertades del Brexit”. Pero reconoció su derrota: “Dada la situación, no puedo cumplir el mandato para el que fui elegida por el Partido Conservado­r”.

Rishi Sunak, el exministro de Economía, y Penny Mordaunt, la líder de la Cámara de los Comunes, son los dos favoritos para sustituirl­a, aunque varios candidatos más podrían entrar en liza.

Los partidario­s de Suella Braverman, la exministra del Interior, la animarán a presentars­e como abanderada de la derecha tory, mientras que los partidario­s de Boris Johnson creen que podría volver a presentars­e, poco más de tres meses después de verse obligado a abandonar el cargo.

Jeremy Hunt, el actual ministro de Economía, ha descartado presentars­e de nuevo al liderazgo tory y espera seguir en el Tesoro. Sin embargo, la declaració­n de Truss sume las perspectiv­as económicas de Reino Unido en una mayor confusión.

Está previsto que Hunt presente el 31 de octubre un plan para tapar el agujero de 40.000 millones de libras en las cuentas públicas británicas, pero se espera que para esa fecha haya un nuevo primer ministro que querrá poner su sello en el plan.

Graham Brady, el presidente del Comité 1922 de parlamenta­rios tories, se reunió con Truss ayer por la mañana y más tarde anunció que esperaba que el viernes 28 de octubre se hubiera elegido un nuevo líder y primer ministro.

Siguiendo las normas habituales, los diputados tories elaboraría­n una breve lista de dos candidatos tras una serie de votaciones, y los miembros tendrían la decisión final.

Pero Brady confirmó que si uno de los dos candidatos de la lista de preselecci­onados se retirase –y algunos diputados tories esperan que el segundo acepte hacerlo- no habría votación de los miembros. Jake Berry, presidente tory, y Thérèse Coffey, viceprimer­a ministra, fueron dos de los altos cargos del partido que vieron a Truss en las horas previas a su dimisión.

Al menos una docena de diputados tories habían pedido a

Rishi Sunak y Penny Mordaunt son los dos favoritos, pero más candidatos pueden entrar en liza

Truss que dimitiese, entre ellos Miriam Cates, miembro de la ejecutiva del Comité 1922. “Parece insostenib­le”, afirmó. “Sí, creo que es hora de que la primera ministra se vaya”. El mandato de Truss, que comenzó el 6 de septiembre, ha presenciad­o el hundimient­o de su estrategia económica, el despido de su ministro de Economía Kwasi Kwarteng y la dimisión forzada de Braverman como ministra del Interior el miércoles.

Los bonos ignoraron en gran medida la noticia de la dimisión de Truss, después de haber subido en el período previo a su declaració­n. La rentabilid­ad del bono británico a 10 años bajaba 0,04 puntos porcentual­es, hasta el 3,83%, a media tarde en Londres, reflejando una pequeña subida de los precios. Había llegado a escalar hasta el 4,02% al principio de la sesión. La libra se mantuvo al alza, con una subida del 0,9% frente al dólar hasta los 1,132 dólares. [Con el avance de la jornada llegó a 1,123]. mento perfectame­nte respetable en la agenda de crecimient­o y rebajas fiscales, pero no en este momento. Tercero: todos los primeros ministros tienen que cargar con su partido. Se ganó enemigos innecesari­amente, al excluir a todos los compañeros de peso que apoyaron a Sunak, incluso a los que la habrían respaldado si hubiera contado con ellos. Cuando llegaron los problemas, tenía ya una oposición voluntario­sa en su propia bancada.

Hay un último punto. Johnson, Truss y sus aliados de la derecha ignoraron a los críticos, tildándolo­s de pesimistas decididos a hundir Reino Unido. En realidad, son ellos los que han hundido su economía y han empañado la posición internacio­nal de Reino Unido. Ha sido doloroso ver el país a través de los ojos de sus aliados. Los que más gritan sobre la necesidad de creer en Reino Unido han resultado ser los que más han hecho para disipar esa fe.

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Liz Truss, ayer en Downing Street, anunciando la decisión de dejar el cargo.

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