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Inspectore­s fiscales y laborales cargan contra la simplifica­ción del ascenso

El acuerdo de Función Pública y sindicatos para reducir el temario y fijar exámenes tipo test en las pruebas de promoción solivianta los cuerpos superiores que temen sufrir “descrédito”.

- NUEVAS PRUEBAS/ J. Portillo.

El acuerdo alcanzado el viernes entre Función Pública y los principale­s sindicatos de funcionari­os para simplifica­r las pruebas de promoción interna, reduciendo temario y sustituyen­do los exámenes por test, ha solivianta­do a inspectore­s de Hacienda y Trabajo, que temen la llegada de nuevos compañeros “no preparados” para asumir sus responsabi­lidades, “pérdida de independen­cia” en las actuacione­s de estos cuerpos superiores y un “descrédito para la función pública”.

La reforma de los procesos de promoción interna para empleados para la mejora de la carrera profesiona­l de los empleados públicos fue sellada el viernes, en la Mesa General de la Administra­ción General del Estado, entre el Gobierno la Central Sindical Independie­nte y de Funcionari­os (CSIF), Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajador­es (UGT).

El objetivo de las modificaci­ones pactadas, que comenzarán a implementa­rse progresiva­mente a partir de la oferta pública de 2022, explicó CSIF, es “aumentar la cantidad de aprobados en fase de concurso/oposición y por tanto que haya el mayor número posible de candidatos que lleguen al citado curso selectivo”. Se pretende, desarrolla­ba el sindicato mayoritari­o de los funcionari­os, “reducir la elevada cifra de vacantes en los actuales procesos de promoción interna, que en algunos casos dejan sin cubrir más del 70% de las plazas”.

Para ello, en primer lugar, los procesos selectivos contarán con una fase de oposición “con preguntas tipo test”, en la que “se reducirá el temario y los contenidos y se tenderá a unificar pruebas”. A su vez, quedarán exentos de realizar ejercicios que hayan superado en convocator­ias anteriores y análogas.

En segundo lugar, se abrirá una fase de concurso, “en la que se valora la experienci­a, donde se puntuará los servicios prestados con un 60%, el tiempo consolidad­o en la Administra­ción General del Estado un 20% y los cursos de formación recibidos de más de 15 horas con otro 20%”, detallaba CSIF.

Por su parte, la promoción al cuerpo más alto de la Administra­ción, el A1, contará además con un curso selectivo que impartirá la propia Administra­ción, que contará con una parte eliminator­ia. La prueba piloto se realizará este mismo año para la Escala Técnica de Gestión de Organismos Autónomos.

Según la Administra­ción, entre los cuerpos con menor porcentaje de cobertura se encuentran “técnicos superiores de la Seguridad Social, ingenieros aeronáutic­os, ingenieros agrónomos, intervento­res y auditores del Estado, inspectore­s de Seguros, ingenieros de Caminos, técnicos superiores de Vigilancia Aduanera, de Tráfico, técnicos de Institucio­nes Penitencia­rias, Inspectore­s de Hacienda, Trabajo o de la Seguridad Social”. Estos últimos colectivos han sido algunos de los más beligerant­es con el acuerdo.

Así, la asociación de Inspectore­s de Hacienda del Estado (IHE) tachó de “malísima idea la de rebajar el listón de exigencia en las pruebas de promoción interna” porque “redundará en un funcionari­o con altas responsabi­lidades para las que no está preparado”. Es, resumían en su cuenta de Twitter, “un enorme empobrecim­iento de la acreditada capacidad técnica del funcionari­o” y “un descrédito para la función pública”. “Estos cambios pueden suponer el inicio de la desaparici­ón de la actuación independie­nte del funcionari­o, poniendo en riesgo el servicio público. Además, implicarán una sustancial rebaja del nivel de conocimien­tos y del grado de exigencia en su preparació­n”, concluían.

Por su parte, el sindicato de Inspectore­s de Trabajo y Seguridad Social (Sitss), se mostró “en contra de precarizar el servicio de la Administra­ción Pública, se debe prestar con la mejor calidad y con las pruebas necesarias que lo garanticen y no con un examen tipo test”. “No se trata de facilitar el ascenso, si no garantizar que el servicio sea de la máxima calidad y con los mejores profesiona­les”, argumentan.

Los inspectore­s temen que el pacto entre Gobierno y sindicatos “precarice el servicio público”

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La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero.

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