Los profesionales inmobiliarios alertan del fin del ‘boom’
Agentes del sector apuntan a una caída del precio y del número de transacciones antes de que termine el año.
muestran cómo nuestro gasto en I+D, medido en porcentaje del PIB (1,43% en 2021), es bastante menor al de otras economías desarrolladas. Veamos algunos ejemplos: Francia (2,4%), Estados Unidos (3,5%), Finlandia (2,9%), Alemania (3,5%), Japón (3,3%), Suecia (3,5%) y Corea del Sur (4,8%). De media, los Estados miembros de la OCDE dedican a esta partida el 2,7% del PIB (casi el doble que España).
Nuestra inversión en I+D es modesta, y, además, está mal distribuida. Mientras que las empresas españolas realizaron el 56% del gasto total, las Administraciones Públicas (incluidas las Universidades) aportaron el 44% restante. Esto difiere bastante de la tendencia seguida por otras economías desarrolladas, como Alemania, Francia, Finlandia, Suecia o Reino Unido. En estos países, el gasto empresarial asciende al 70% del total. En grandes países, como Japón, China, Corea del Sur y Estados Unidos, el gasto de las empresas supera el 75% o más del gasto total, en tanto que la contribución del sector público se sitúa en torno al 25%, cifras muy diferentes a las de España.
¿Por qué hay países que gastan más en I+D que España? ¿Por qué sus empresas destinan más recursos que las nuestras a la investigación? Porque tienen una estructura económica con un sector manufacturero mayor, lo que les permite dedicar un porcentaje más alto de su PIB a I+D. En España, parece que sucede lo contrario. Tenemos una estructura económica más centrada en el sector servicios (turismo, comercio, restauración, transportes), que suele gastar menos en I+D que el sector industrial. También por eso el gasto en I+D del sector empresarial resulta proporcionalmente menor que el de sus competidores.
Durante la pandemia, las compañías, los centros educativos y todo tipo de instituciones españolas se tuvieron que digitalizar a gran velocidad. Esta tendencia es ya imparable, y necesita ser reforzada. Pero, a la vez y gracias a los Fondos Europeos, el Gobierno debería trazar una estrategia más amplia, con el fin de impulsar no solo la digitalización, sino también la transición ecológica y energética.
España ha tenido, en 2022, una dotación de 28.273 millones de euros de los fondos NextGenerationEU (NGEU), de los cuales solo se han resuelto solicitudes por valor de 9.067 millones. Es decir, solo se ha dado vía libre al 32% de los 28.273 millones previstos para este año.
Algo no se está haciendo bien, pues la financiación no llega. En parte, por la elevada carga burocrática que conlleva la correcta ejecución de este dinero. Pero no es un problema nuevo. España ha demostrado históricamente que le cuesta absorber los recursos que llegan de Europa.
Así, la Comisión Europea acaba de publicar que, en el período 2014-2020, España solo ha encontrado destino para 34.344 millones procedentes de Fondos Estructurales y de Inversión, un 47% de los 72.440 millones planificados. Son los datos de ejecución más pobres de toda la Unión Europea. En los Presupuestos Generales del Estado para 2023, se prevé un gasto público en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) de 16.328 millones. Se trata de un crecimiento de la inversión del 23%, respecto a lo que se va a ejecutar en 2022. Un incremento que, en parte, se debe a que España seguirá recibiendo fondos NextGenerationEU. De los que una parte se destinarán a la I+D+i.
Así las cosas, la previsión de crecimiento de la actividad económica de España, durante el año que viene, será muy baja (+1%). Un problema que se evitaría si se emprendiesen reformas para mejorar la productividad de nuestra economía. Para ello, el NextGenerationEU debería financiar también programas de innovación tecnológica y de políticas activas de empleo. Solo así podríamos aumentar la productividad de nuestra economía. Y acercarnos a un modelo productivo más intensivo en tecnología. Si se consiguiera, la famosa sentencia de Unamuno (“¡Que inventen ellos!”) habría quedado, por fin, atrás.
Profesor de la Universidad CEU-San Pablo y
del IE Business School
EVOLUCIÓN DEL GASTO EN I+D EN ESPAÑA 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 2020 2021
La inversión en I+D por sectores
10.197 11.815 13.342 14.701 14.582 14.588 14.184 13.392 13.012 12.821 13.172 13.260 14.052 14.946 15.572 15.768 17.249
Los datos publicados ayer muestran que nuestro país se encuentra todavía lejos del 2% del PIB, que es lo que se supone que un país desarrollado debe invertir en I+D para afrontar con éxito los retos de futuro. Las áreas que más invirtieron en I+D van en la buena dirección. En primer lugar, los sectores que más gastaron fueron 1,12 1,20 1,27 1,35 1,39 1,40 1,36 1,30 1,26 1,23 1,22 1,19 1,20 1,24 1,25 1,41 1,43 6 7 6 6 3 1 -3 -4 -3 -2 -1 -2,5 0,8 4 1 12,8 2
El consenso general apunta a que el mercado de la vivienda se dirige a una ralentización, pero donde comienza a haber debate es sobre cuándo se producirá. Ayer, la entidad financiera Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), hizo público su barómetro El sentido de mercado de los profesionales inmobiliarios, que recoge la opinión de 420 profesionales inmobiliarios y en el que adelanta más que nadie el fin del ciclo alcista del mercado de la vivienda. En concreto, se producirá, a juicio del panel consultado, a finales de este año y tendrá impacto en dos indicadores clave: el precio de la vivienda, que caerá, y las operaciones de compraventa, que se reducirán.
Así, el 62% de los expertos consultados contemplan el escenario de bajada de precios, mientras que el del descenso en el número de operaciones de compraventa es la opción más plausible para el 58% de los agentes. Es cierto que en el primer caso todavía hay un 38% de expertos que creen que los precios crecerán o se estabilizarán y un 42% que opina lo mismo sobre las compraventas, pero lo importante es la tendencia: en el anterior barómetro, publicado en el mes de septiembre, solo el 32% veía caída en los precios y un 58% un descenso en el número de operaciones.
Las expectativas del mercado inmobiliario realizadas por otros expertos son un poco más halagüeñas. Buena parte de los expertos ven que la vivienda en España se encamina hacia una moderación, pero no en un escenario tan negativo. De hecho, para 2023, el consenso general sí contempla una caída en el número de operaciones entre el 10% y el 15%, por lo que, si la previsión para el conjunto de este año es de 640.000 operaciones, para 2023 se calcula que habrá unas 570.000. Si se cumplen los pronósticos para este año, será el mayor volumen de operaciones desde el estallido de la crisis de 2008. Por otra parte, a la previsión de un crecimiento del precio de la vivienda del 5,1% para este año le sucede una casi plana, del 0,8%, para 2023. El escenario negativo más extremo sí considera que los precios podrían bajar, pero para ello tendría que producirse un significativo deterioro del mercado laboral, que al fin y al cabo tiene una gran capacidad para moldear al inmobiliario.
El Barómetro de UCI destaca, además, que la oferta, después de haber estado baja en los últimos meses por culpa de una demanda voraz, levanta un poco la cabeza. El 63% de los agentes asegura que han llegado más vendedores en el último trimestre. Mientras, el número de compradores ya no avanza. La tendencia de llegada de más vendedores y moderación en el número de compradores se consolidará hasta final de año. Pese a ello, los profesionales inmobiliarios son más optimistas sobre el sector a cortomedio plazo que antes, quizá porque venimos de una época insostenible en un largo periodo de tiempo, con algunas zonas donde el precio de la vivienda ha escalado en valores de doble dígito.
Por último, los agentes encuestados en este barómetro destacan que el principal elemento de incertidumbre de cara a los próximos meses es la evolución hipotecaria a consecuencia de la subida de tipos de interés.
El consenso del sector es que el precio continúe su ascenso en 2023, aunque moderado