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Pekín culpa a las autoridade­s locales por su manejo del Covid

El Gobierno dice que en varias localidade­s se actuó con exceso de celo. Mantendrá su política pero con “ajustes”.

- CHINA/ A.Ormaetxea.

El Gobierno chino mantendrá, al menos de momento, su política de Covid cero, aunque introducir­á algunos “ajustes” para aliviar la sensación de hartazgo que llevó a decenas de miles de ciudadanos a manifestar­se durante el fin de semana por las calles de las principale­s ciudades del país. Según Pekín, esas draconiana­s medidas siguen siendo necesarias, más ahora que China está sufriendo una fuerte oleada de rebrotes con cifras récord de contagios.

En una conferenci­a de prensa, el portavoz de la Comisión Nacional de Salud, Mi Feng, reconoció que muchas personas se han quejado de las restriccio­nes por considerar­las “excesivas”. Asumió también que los cierres han “afectado” a la “vida normal” de la gente y a su “psicología” además de a la actividad económica, y que “las medidas de prevención no han sido precisas y la informació­n no ha sido suficiente y oportuna, lo que ha causado malentendi­dos”.

Ahora bien, el funcionari­o gubernamen­tal eludió cualquier atisbo de autocrític­a y achacó esos “malentendi­dos” a la mala gestión de las autoridade­s locales, destacando que en ocasiones se han tomado “la justicia por su mano”, actuando con exceso de celo, a la hora de decretar confinamie­ntos.

Aunque Mi Feng no quiso detallar qué cambios se introducir­án en la política de Covid, el funcionari­o aseguró que su equipo está “ajustando constantem­ente las medidas contra el Covid”. Por de pronto, el Gobierno ha anunciado que acelerará la vacunación de los ancianos, uno de los grupos más vulnerable­s de la población, pero también uno de los más reticentes a inocularse.

Los mayores chinos no han tenido sensación de urgencia para vacunarse como consecuenc­ia de las bajas tasas de contagio que se han registrado en el país durante los dos últimos años; al contrario de lo que ocurrió en otros países, no fueron los primeros en ponerse a la cola para recibir la vacuna.

Las grandes ciudades chinas amaneciero­n ayer en aparente calma después de que en urbes como Pekín se desplegara­n el lunes fuertes medidas de seguridad para evitar nuevas manifestac­iones. En redes sociales como Twitter, prohibida en el país asiático, algunos internauta­s aseguran que la policía ha estado revisando los teléfonos de los transeúnte­s para tomar nota de sus identidade­s en caso de que utilicen aplicacion­es vetadas como ésa o como Telegram.

Desde Washington, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, aseguró que Washington apoya el derecho a la protesta “en todas partes”, incluida China. “La posición de Estados Unidos es la misma en todas partes: apoyamos el derecho de cualquier persona a protestar de forma pacífica y a expresar sus puntos de vista, sus frustracio­nes y sus opiniones”, dijo Blinken en una rueda de prensa en Bucarest, donde participa estos días en la cumbre de ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN. Por otra parte, el Ministerio británico de Asuntos Exteriores convocó ayer al embajador chino en Londres, Zheng Zeguang, para expresar la protesta del Gobierno por el arresto y la agresión de un periodista de la cadena BBC mientras cubría las protestas en Shanghái.

El Gobierno chino quiere acelerar la vacunación de los ancianos, reacios a inocularse

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