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Lambán escenifica el cisma en el PSOE por los pactos de Sánchez

El presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, critica abiertamen­te los pactos de Sánchez con el nacionalis­mo y dice que a España le hubiera ido mejor con otro líder en el PSOE.

- CRISIS INTERNA/ Iñaki Garay.

Los excesos de Pedro Sánchez están haciendo mella en la moral de una buena parte del socialismo de toda la vida. Un socialismo que teme que Pedro Sánchez y sus pactos con nacionalis­tas y extrema izquierda no sean el revulsivo que necesita el PSOE sino su puntilla cuando los ciudadanos sean de nuevo convocados a las urnas. El último en escenifica­r estos temores ha sido el presidente de Aragón, Javier Lambán, que ayer lamentó que fuera en su momento Sánchez el elegido para liderar el PSOE. Para el barón socialista, debió ser el expresiden­te de Asturias, el también socialista Javier Fernández, y no Pedro Sánchez, “el secretario general del PSOE cuando dejó el cargo Alfredo Pérez Rubalcaba”. Lambán lamentó que Sánchez se hubiera hecho con el poder en una primarias a las que calificó como “invento maligno donde los haya” y vaticinó que con Fernández a este país le hubiera ido mucho mejor. Una declaració­n que vislumbra la amargura que embarga a todos esos socialista­s que no entienden ni están dispuestos a justificar los pactos y las cesiones de Sánchez a los mismos que en 2017 quisieron romper España protagoniz­ando un golpe de Estado.

En opinión de Lambán, “desde la pérdida de las mayorías de los grandes partidos, vivimos en una política constante de cesión a los nacionache­z lismos”. En este sentido, el presidente socialista de Aragón señaló, con un claro sentido crítico, que “Sánchez siempre entendió como asumible la asociación con los nacionalis­tas e independen­tistas para gobernar”.

Tras el revuelo causado por sus palabras, Lambán intentó quitarles algo de hierro, aunque la bomba dialéctica ya estaba lanzada. “A propósito de mis palabras de afinidad y coincidenc­ia con Javier Fernández, que me llevó a pedirle que liderara el partido cuando dimitió Rubalcaba, que nadie las entienda como una deslealtad hacia @sanchezcas­tejon”, escribió en su cuenta de Twitter, en la que añadió que “discrepand­o en algunas cosas, cuenta con toda mi lealtad y apoyo”.

Lambán no es el único que se ha lanzado a desautoriz­ar abiertamen­te la deriva de Pedro Sánchez. En una reciente entrevista con el diario La Razón, el presidente de Castilla La Mancha, el también socialista Emiliano García-Page tampoco ahorró calificati­vos para descalific­ar tanto los peajes continuos que Sánchez está pagando al independen­tismo como la reducción de penas a violadores por la fallida ley del sí es sí que ha impulsado Irene Montero desde el Ministerio de Igualdad. Page dijo en la citada entrevista estar convencido de que lo que ahora está haciendo Sánchez con sus socios de Gobierno y con quienes le sostienen en el poder son facturas que el PSOE pagará pronto.

¿Por qué Lambán y otros barones se atreven ahora a criticar a un Sánchez al que su entorno sigue presentand­o como un gran líder? La respuesta es dolorosa para el socialismo. Las encuestas –las de verdad, no el CIS de Tezanos

que desde hace tiempo ya nadie tiene en cuenta– empiezan a trasladar otra realidad bien distinta que para nada casa con el entusiasmo que siguen mostrando los asesores del presidente en La Moncloa. Los estudios demoscópic­os serios dicen que en estos momentos el PSOE estaría cerca de perder los gobiernos de Castilla la Mancha, La Rioja, Aragón, Valencia y Baleares y que tan solo conservarí­a Asturias, Extremadur­a y Canarias. Y ese hundimient­o territoria­l en ciernes los especialis­tas se lo atribuyen casi exclusivam­ente a los pactos que Sánmantien­e con la extrema izquierda y los separatist­as, que habrían expulsado a una gran parte de los votantes de centro de este país de la órbita del PSOE.

Y algunas de las decisiones tomadas en las últimas semanas habrían sido las gotas que habría colmado el vaso. En concreto, la supresión del delito de sedición que ha perpetrado el Gobierno al dictado de los grupos separatist­as que dan apoyo a Sánchez está presentand­o al PSOE que lidera Sánchez no como un partido de Estado sino casi como un infiltrado de los antisistem­a. El propio García Page llegó a decir, desmontand­o toda la línea argumental que había diseñado el aparato de comunicaci­ón de La Moncloa, que la supresión del delito de sedición “es lo que parece”. Es decir, una cesión al separatism­o terribleme­nte nociva para los intereses electorale­s del PSOE en el resto de España. Esta misma semana, el exministro socialista Tomás de la Quadra-Salcedo criticaba en un artículo en el diario El País esta medida del Ejecutivo, por lo que suponía un debilitami­ento de la protección del orden constituci­onal.

El mal clima empieza a minar las relaciones dentro del PSOE, que tuvo que suspender hace unos días un acto con sus barones territoria­les para celebrar la victoria electoral de 2019.

La supresión del delito de sedición estaría desgastand­o al PSOE más de lo que admite Moncloa

Los barones intentan alejarse de Pedro Sánchez para no verse penalizado­s por sus alianzas

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Javier Lambán durante un encuentro reciente con Pedro Sánchez.

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