Posición envidiable de JPMorgan
Crazy In Love (Locamente enamorada), de Beyoncé, fue el tema musical elegido por los ejecutivos de JPMorgan en la celebración del Día del Inversor del banco este año. Un número más apropiado podría haber sido Rehab (rehabilitación) de Amy Winehouse.
Su estribillo But I said, no, no, no (pero dije, no, no, no) resume en gran medida la respuesta del consejero delegado Jamie Dimon a las repetidas preguntas de los analistas sobre si destinaría una mayor proporción del capital sobrante del banco a la recompra de acciones.
JPMorgan, el banco más grande y rentable de Estados Unidos, se encuentra en una posición envidiable. A finales del primer trimestre, la ratio de capital básico Tier 1 se situaba en el 15%, frente al 13,8% del año anterior y muy por encima del mínimo regulatorio. Esto se traduce en un colchón de unos 54.000 millones de dólares (49.760 millones de euros), cifra que se espera que aumente a 78.000 millones al final del primer trimestre del próximo año, según sus propias estimaciones.
Analistas de Morgan Stanley calculan que la cifra podría alcanzar los 90.000 millones de dólares si las propuestas para aumentar el capital bancario (conocidas como Reformas finales de Basilea) acaban diluyéndose.
Sin embargo, Dimon ha rechazado categóricamente la idea de aumentar las recompras más allá de los 2.000 millones de dólares por trimestre ya previstos. No si se tiene en cuenta que las acciones, que alcanzaron un nuevo máximo histórico este mes, cotizan a más de dos veces su valor contable tangible.
Dimon hace bien al mostrar cautela. La fiesta continúa en el mercado estadounidense de bonos corporativos de diez billones de dólares, con diferenciales de crédito que se acercan a sus niveles más bajos en casi dos décadas.
Pero los consumidores estadounidenses que sufren una situación cada vez más
apurada cuentan otra historia. El crecimiento de los préstamos, fuera de las tarjetas de crédito, se ha estancado en los mayores bancos minoristas del país. Empresas como McDonald’s o Starbucks luchan por conservar a sus clientes. En JPMorgan se espera que las cancelaciones netas de los préstamos de tarjetas de crédito aumenten al 3,4% este año y suban al 3,6% en 2025. Esto contrasta con una tasa del 3,1% en 2019.
Una vez que se alcanza un tamaño como el de JPMorgan, también es difícil encontrar algo que genere cambios significativos en su evolución.
El banco obtuvo un beneficio neto de casi 50.000 millones de dólares el año pasado y registró un rendimiento sobre el capital ordinario tangible del 21%. El enorme negocio de consumo representó casi el 43% del beneficio neto del grupo.
La posibilidad de que compre otro banco como First Republic es poco probable, dado el entorno regulatorio.
No obstante, Dimon, que sorprendió a los inversores al indicar que podría dejar el cargo en un plazo de cinco años, rechazó las sugerencias de que debería repartir el capital del banco: “Son ganancias en reserva. No van a desaparecer. No se ha renunciado a ninguna oportunidad futura por dejarlas ahí”.
Por ahora, Dimon tiene poco que perder manteniendo el excedente de capital de JPMorgan.