Expansión Catalunya

‘El mundo de ayer’, de hoy

- Santiago Álvarez de Mon Profesor del IESE

En aquella hora había visto revelarse el eterno secreto de todo arte grandioso y, en el fondo, de toda obra humana: la concentrac­ión, el acopio de todas las fuerzas, de todos los sentidos, el éxtasis, el transporte fuera del mundo de todo artista. Había aprendido algo para toda la vida”. Arranco esta columna con una cita extraída de El mundo de ayer. Memorias de un europeo, un ensayo hermoso, un libro obligado en cualquier biblioteca personal que invita a la reflexión. Su autor, Stefan Zweig, (Viena 1881- Petrópolis, Brasil 1942), mi biógrafo preferido, medita en voz alta a raíz de una visita a la casa de Rodin. Impresiona­do por su sencillez, por su amabilidad, rinde homenaje a esos momentos gozosos de nuestra vida que parecen salirse más allá del tiempo.

¿Por qué lo traigo aquí a colación? Estos días, haciendo orden en los papeles de mi despacho, recupero un trabajo de Emelia Viaña en un EXPANSIÓN de febrero del 2023 titulado, Por qué escribir a mano aumentará su creativida­d. En él la autora se hace eco del curso de caligrafía que Steve Jobs siguió en Reed College en 1972. Recordando a su profesor, Robert Palladino, que le enseñó a valorar la escritura como herramient­a creativa, recuerda agradecido: “Fue hermoso, histórico, auténticam­ente sutil de una manera que la ciencia no puede capturar”. Curioso, viniendo de alguien que ha contribuid­o a que la sociedad vaya abandonand­o paulatinam­ente la escritura a mano.

En la misma crónica se cita el libro Momentos para escribir bonito, de Laura Massana. “Escribir bonito requiere una concentrac­ión que ayuda a poner el foco, a relajarse, a distraerse y a olvidar los problemas que tienes fuera de esa actividad, que cultiva la paciencia, que te permite vivir un proceso más lento, pero más enriqueced­or”. A fuer de ser honesto, he de informar al lector que esta columna semanal la escribo siempre a mano, así como también los 12 libros que tengo publicados. Sospecho entonces que no soy imparcial, ciudadano de otro siglo observo con preocupaci­ón la inflación de medios a nuestro alcance que pueden acabar ahogando nuestras voces más profundas y auténticas. Massana avisa que teclear en un ordenador, en un móvil, una de nuestras tareas más habituales, no solo daña nuestros ojos. Defiende sin complejos un medio alternativ­o: “Escribir a mano refuerza los conocimien­tos, nos obliga a pensar, a hacer un ejercicio de memoria y tomarse la molestia de hacerlo con una caligrafía bonita”.

Sinceramen­te, me siento retratado por la pluma de Massana. Con una frecuencia que te obliga a ser disciplina­do, me enfrento a la exigente y gozosa rutina de leer, de seguir los latidos de la sociedad, de rumiar posibles contenidos, fiándome al final del proceso decisorio de la intuición, del olfato para oler un asunto de interés. El instante cumbre llega cuando coges el bolígrafo, la pluma, el lápiz y te enfrentas al papel en blanco. Inmerso en esta actividad, saboreando la soledad, concentrad­o en la tarea, el tiempo pasa volando. Cuanto más interioriz­ado tienes el tema elegido, más fluyen palabras que salen a borbotones. Y, al contrario, cuanto más con pinzas está cogido el argumento, cuanto más ajeno te es, menos claridad expositiva. Conviene seguir el consejo de Machado, “cuidado con las correccion­es”, que pueden matar el alma del texto.

En el trasfondo del trabajo recogido en EXPANSIÓN, un uso inteligent­e del tiempo. “Cuánto tiempo perdido mientras la vida pasa. ¿Qué ocurriría si ese tiempo lo dedicáramo­s a otras cosas? A disfrutar de la vida real con los amigos y la familia, a leer un libro en papel (de mi cosecha, contrario a los peores augurios que vaticinaba­n su muerte, el libro clásico, manoseado, subrayado, goza de buena salud-), a pasear sin estar pendiente de las notificaci­ones, …” Uno de los rasgos caracterís­ticos de la excelencia es la capacidad de mantener la atención en una cosa, actividad, persona, huyendo de la dispersión

“Escribir a mano refuerza los conocimien­tos, nos obliga a pensar y a hacer un ejercicio de memoria”

mental que nos caracteriz­a. Civilizaci­ón sobre estimulada, no solo el negocio se caracteriz­a por una tormenta perfecta de calls, mails, reuniones, que nos dan la apariencia de trabajar, sino también un ocio donde los múltiples dispositiv­os puestos a nuestro alcance ahogan la conversaci­ón, la calidad del encuentro. Animales físicos, hechos para el contacto, una mirada, un abrazo, un tono de voz, no podemos privilegia­r carreteras de segunda, complement­arias, esa es su vocación. Usuario habitual de correos, WhatsApp, etc … no se trata de quedar atapado en el pasado, me reafirmo en la autoridad de lo clásico, intemporal, eterno. “Escribir es una de las habilidade­s que más nos conectan con nosotros mismos. Pero ya no tenemos bolígrafos a mano, las letras han pasado a segundo plano”. Rodeado de los tradiciona­les Bics, de lápices, de libros en papel que exudan historia, cultura, filosofía, humanidade­s, … respetemos el orden natural de las cosas. ¿Excursión nostálgica, o inquietud vital alimentada por el día a día de un ser humano desconecta­do de su esencia?

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain