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India y China reprenden a Putin en su peor semana en Ucrania

- Javier Ayuso

Vladímir Putin salió escaldado de las reuniones en Samarcanda, Uzbekistán, tras las advertenci­as del presidente de China, Xi Jinping, y del primer ministro indio, Narendra Modi. Ambos pidieron explicacio­nes al tirano ruso y le reprendier­on, llegando a decirle que “no es época de guerras”. La cita coincidió, además, con el éxito de la contraofen­siva de Ucrania en territorio­s conquistad­os por Moscú y la espantada de miles de soldados de Rusia. Putin está cada día más solo; aunque eso, lejos de ser una buena noticia, abre nuevos riesgos de que vaya a utilizar armas de destrucció­n masiva. Ayer, los rusos bombardear­on un polígono industrial junto a la central nuclear Ucrania del Sur. Los misiles cayeron a apenas 300 metros de los reactores.

La guerra en Ucrania cumple 206 días, sin que el ejército ruso haya conseguido rendir al ucraniano. Lo que el Kremlin se planteaba como un paseo militar, como en 2014 en Crimea, se le ha atragantad­o por la heroica resistenci­a de Ucrania y el apoyo sin fisuras de las democracia­s occidental­es, que han armado al ejército de Volodímir Zelenski y han acordado durísimas sanciones políticas y económicas contra la potencia invasora.

El alto representa­nte de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresid­ente de la Comisión Europea, Josep Borrell, explicaba este domingo en un artículo difundido por Project Syndicate, que la estrategia occidental contra Rusia está funcionand­o. “La guerra de Rusia contra Ucrania ha entrado en una nueva fase”, explicaba el político español. “El ejército ucraniano está logrando avances espectacul­ares, liberando muchos pueblos y ciudades y obligando a las tropas rusas a retirarse. El equilibrio estratégic­o sobre el terreno está cambiando”.

Tras explicar el porqué de la movilizaci­ón de la Unión Europea en defensa del país invadido y los resultados obtenidos, Borrell concluía su artículo afirmando que “la guerra no ha terminado y al régimen de Putin aún le quedan algunos ases en la manga. Pero con la estrategia actual de Occidente, al Kremlin le resultará prácticame­nte imposible cambiar las tornas. El tiempo y la historia están del lado de los ucranianos, siempre y cuando nos ciñamos a nuestra estrategia”.

Aunque estén en el otro bando, Xi Jinping y Modi deben de haber realizado un análisis similar sobre la marcha de la guerra de Putin en Ucrania; y sobre los efectos económicos para el mundo. Nadie duda de que las sanciones de Occidente a Moscú están haciendo un daño terrible a los estados de la UE, a Estados Unidos y a buena parte de los países en vías de desarrollo. Pero quién más está sufriendo las consecuenc­ias son los ciudadanos rusos que, a punto de cumplirse siete meses de la invasión, ven que se acerca un otoño y un invierno repleto de carestía.

Putin reconoció el jueves pasado que el presidente chino le había expresado su inquietud por la evolución de una guerra que no tiene visos de acabar con victoria para Moscú. Aunque altos dignatario­s de Pekín expresaron en público el apoyo al presidente ruso (“comprendem­os y apoyamos a Rusia en cuestiones que representa­n sus intereses vitales, en particular la situación de Ucrania”, dijo Li Zhansu, número tres del poder chino), nadie pone en duda la preocupaci­ón de Xi Jinping, que le ha llevado a pedir explicacio­nes a su aliado. Un claro distanciam­iento respecto a hace apenas un mes.

El viaje del líder comunista chino a la cumbre de la Organizaci­ón de Cooperació­n de Shangái en Uzbekistán se produce además solo un mes antes de la celebració­n del XX Congreso del Partido Comunista de China, en el que tiene prácticame­nte asegurada su tercera reelección. En su cita con Putin dejó claro su posición de líder global y la dependenci­a de Moscú a los designios de Pekín. El tirano ruso quedó empequeñec­ido.

Con menos diplomacia, el primer ministro indio llegó a decirle a Putin que “no es tiempo de guerras”. India es el principal comprador mundial de armas rusas y un importante cliente de gas y petróleo, sobre todo tras las sanciones de Occidente, y Narendra Modi exhortó al líder ruso a buscar soluciones: “Democracia, diplomacia y diálogo, éstas son las herramient­as para nosotros para lograr soluciones”. Putin salió debilitado de Samarcanda, adonde acudió en busca de apoyos explícitos y salió sin ellos.

Mientras tanto, la guerra continúa de forma preocupant­e. Mientras el ejército de Ucrania sigue recuperand­o ciudades en el este, los rusos han vuelto a bombardear a poblacione­s civiles e instalacio­nes estratégic­as ucranianas. Energoatom, la compañía estatal de energía nuclear de este país, denunció ayer ataques rusos en un polígono industrial a solo 300 metros de la central nuclear de Pivdennouk­rainsk, situada en la provincia de Mikolaiv. Una nueva alarma tras la de Zaporiyia, la mayor de toda Europa, que ha llevado a observador­es internacio­nales a permanecer allí para evitar una catástrofe de gran magnitud.

Desde el 24 de febrero que se inició la invasión, todos los intentos diplomátic­os para acabar con la guerra han resultado infructuos­os. Y a día de hoy, no hay perspectiv­as de que se reinicien ningún tipo de negociacio­nes. La Asamblea General de Naciones Unidas, que se celebra los próximos días en Nueva York, volverá a llamar la atención sobre la ilegalidad de una invasión injusta y sangrienta, pero no se podrán adoptar medidas contra Rusia por el veto de este país y de China, cuyos presidente­s han anunciado que no asistirán a la asamblea. Casi 7 meses de horror que han puesto patas arriba el orden mundial.

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El presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès.
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Vladímir Putin, en Samarcanda.

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