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Estancamie­nto e inflación: reto para las políticas públicas

- Miguel Cardoso BBVA Research

Los datos de actividad arrojan un balance negativo en los últimos meses. Los hogares han salido de vacaciones, favorecien­do al turismo, pero el efecto de la vacuna se ha ido agotando a lo largo del verano. Entre las buenas noticias, la inflación parece haber encontrado un punto de inflexión, aunque, en tendencia, seguirá siendo elevada. Este contexto de actividad débil y precios al alza puede generar tensión social y supone un reto enorme para las políticas públicas.

En opinión de BBVA Research, el PIB podría estancarse en el tercer trimestre del año (-0,2% trimestral). Un ejemplo de los indicadore­s que muestran atonía y apoyan esta visión es la afiliación a la Seguridad Social, que podría mantenerse constante respecto al segundo trimestre. Esto se compara negativame­nte con lo que usualmente sucede en esta época del año, cuando se observan incremento­s del 0,5% (promedio en los últimos 20 años). Esta debilidad del empleo, junto con el pobre desempeño que viene mostrando la productivi­dad laboral, auguran un mal dato del PIB.

Igual de importante es el hecho de que el trimestre ha ido de más a menos, lo que se nota especialme­nte en la evolución de los servicios. Por ejemplo, según los datos de gasto con tarjeta, el realizado en alojamient­o habría aumentado sólo un 8% en agosto, frente al mismo mes del año anterior, tras hacerlo un 32% en julio. El turismo, en general, se habría ralentizad­o de forma importante en la segunda mitad del mes anterior, como muestra el gasto de los españoles fuera de su provincia de residencia, que alcanzó aumentos de dos dígitos en julio, para después estancarse la segunda quincena de agosto. Aquí se nota un agotamient­o del impacto positivo de la vacuna y la eliminació­n de las restriccio­nes, además de las consecuenc­ias de la pérdida de poder adquisitiv­o de los hogares.

Por eso es importante el punto de inflexión que podría producirse en la inflación. Por ejemplo, la llamada subyacente, que incluye más del 80% de la cesta de consumo pero es menos volátil que la total, ha ralentizad­o su avance durante los últimos dos meses. Otras medidas que adelantan la tendencia de la inflación comienzan ya a descender, si bien es cierto que todavía se encuentran en niveles relativame­nte altos.

Caídas de la demanda

Parte de lo que podría consolidar este cambio tiene que ver con la caída en el precio del petróleo dadas las perspectiv­as de recesión que hay a nivel global. A su vez, esta expectativ­a de caídas en la demanda, particular­mente en la zona euro, limitaría la recuperaci­ón de los márgenes de las empresas. Las cadenas de producción muestran signos de un mejor funcionami­ento, apuntando a menores restriccio­nes de oferta.

A nivel interno, hay que destacar el impacto de las medidas del Gobierno para reducir la correlació­n entre el precio del gas y el coste de la electricid­ad. Finalmente, los artículos del hogar y los servicios, que han estado presionand­o a la inflación al alza, acusan el adelantami­ento que muchas familias hicieron del gasto en rehabilita­ción de la vivienda o en adquisició­n de equipamien­to, así como el fin del efecto positivo de la eliminació­n de las medidas para limitar el contacto social. En todo caso, todos estos factores apenas están comenzando a incidir en la evolución de los precios y, por el momento, sólo habrían logrado evitar nuevos aumentos en la inflación.

Esta situación de virtual estancamie­nto y elevada inflación pone a los gestores de la política económica en una posición difícil, donde las tensiones sociales podrían incrementa­rse de cara al invierno.

Las opciones del BCE para aliviar la situación parecen limitadas y más bien se verá abocado a intensific­ar las fuerzas recesivas para mantener su credibilid­ad y anclar las expectativ­as en la formación de precios y salarios. Por otro lado, los países deberán valorar cómo se ha de repartir el aumento en el coste de los bienes importados, sin que los remedios sean peores que la enfermedad. Las soluciones deben pasar por preservar lo más posible las señales de mercado, generar consensos con un pacto de rentas y focalizar las ayudas en las familias más vulnerable­s.

Las opciones del BCE para aliviar la situación creada por el fuerte alza de los precios parecen limitadas

Los países deberán valorar cómo se ha de repartir el aumento en el coste de los bienes importados

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