Expansión Galicia - Sabado Int

Santander paga la deuda más segura a precios de alto riesgo

BBVA, CaixaBank, Unicaja, Abanca y Cajamar también se han visto afectados.

- Inés Abril.

No es una sorpresa y la histórica subida de 0,75 puntos en los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) ha sido solo la puntilla. Los costes de financiaci­ón en el mercado de deuda se han disparado, en una tendencia que comenzó a finales del año pasado y para la que no se ve el final.

Las empresas han reaccionad­o desapareci­endo de la escena y buscando otras vías de recaudació­n, pero los bancos no pueden hacer lo mismo. La regulación se lo impide, así que son los más penalizado­s.

Santander ha sido el último ejemplo palpable de cómo ha cambiado la situación en solo unos meses.

Hace justo un año, el banco colocó en el mercado los CoCos (bonos Tier 1 Adicional o AT1) más baratos del sur de Europa, con un cupón del 3,625% solo igualado por otra entidad española, CaixaBank. Ahora, los inversores le han pedido exactament­e lo mismo por un tipo de deuda que es todo lo contrario a los CoCos: los bonos sénior preferente­s, el instrument­o no garantizad­o más seguro que puede emitir un banco.

Los CoCos son la deuda con más riesgo. Se emiten a perpetuida­d, el cupón puede dejar de pagarse igual que si fuera un dividendo y el total de la emisión puede volatiliza­rse en caso de problemas de solvencia, como comprobaro­n en sus carnes los dueños de los CoCos de Popular.

A cambio de esas cualidades, son la deuda más cara que puede emitir un banco, porque los inversores piden rentabilid­ad a cambio del riesgo. Pero esa exigencia depende del momento.

Los costes de financiaci­ón en el mercado de deuda se han disparado para los bancos

Sube la exigencia

Hace doce meses, el mercado consideró que cobrar un 3,625% a Santander por sus CoCos era lo adecuado. Ahora, Santander ha tenido que pagar un cupón del 3,625% para sacar adelante 1.500 millones de euros en deuda sénior preferente, y eso que el apetito de los inversores le permitió bajar el precio inicialmen­te ofertado.

No se trata de una operación aislada ni de que Santander esté sufriendo más que el resto. Al revés. Es el banco español con menor coste de financiaci­ón (tiene el mejor ráting) y la tendencia es general.

Cajamar acaba de vender un bono sénior con etiqueta social y el cupón se ha disparado al 8%, cuando hace doce meses le bastaba con abonar el 1,85%. BBVA ha pagado un 3,375% por su último bono sénior preferente y Abanca escaló hasta el 5,25% por el mismo instrument­o, a pesar de que tenía el sello verde y de que se vendió antes de la histórica subida de los tipos del BCE del 8 de septiembre.

También previa al alza del precio del dinero fue la colocación de deuda sénior preferente verde de CaixaBank y aun así le tocó abonar un 3,75%, un precio más alto del que pagó por sus últimos CoCos. Y Unicaja hizo una operación muy parecida y la factura fue superior a la de sus bonos subordinad­os de enero y no por poco, sino con una diferencia del 3,125% de la emisión más arriesgada y antigua frente al 4,5% de la más reciente y segura.

La historia se repite en toda Europa y EEUU y los expertos no ven el final. Eso es lo que está haciendo que los bancos sigan saliendo al mercado a pesar del encarecimi­ento, porque necesitan llenar sus colchones regulatori­os y es posible que los intereses sigan escalando, aseguran fuentes del mercado.

La inflación no está controlada y se descuenta que al BCE le quedan dos subidas más en lo que queda de año.

Los bancos están adaptando su estrategia a la nueva realidad. La primera consigna es concentrar­se en la deuda más segura, porque las otras modalidade­s (subordinad­a y CoCos) han escalado a las alturas. BBVA ha comunicado a los analistas que renuncia a hacer la emisión de CoCos que tenía prevista este año y solo Unicaja se ha atrevido en 2022 con una colocación de subordinad­as.

La segunda cautela es reducir los plazos, según destacan fuentes del mercado. Los bancos están ajustando al mínimo el vencimient­o de sus operacione­s de deuda y lo hacen con un doble objetivo: rebajar el coste, que se incrementa cuando más largo sea el periodo de vida de los bonos, y asegurarse de que no tienen que cargar durante un día más del necesario con instrument­os a precios elevados en caso de que cambie el ciclo y los intereses vuelvan a bajar.

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Oficinas de Santander y BBVA en una calle de Madrid.

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