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¿Fin del ‘boom’ inmobiliar­io? Así irá la vivienda en 2023 con frenazo económico y tipos al alza

Consultora­s, portales y expertos del sector realizan sus pronóstico­s del precio de la vivienda y el número de operacione­s para el año que viene, en un contexto marcado por una volatilida­d extrema fruto de la incertidum­bre.

- C. Polanco.

Realizar una previsión atinada de lo que ocurrirá en el mercado inmobiliar­io en 2023 se antoja complejo. Lo que sigue es la exposición de motivos de por qué es así, no necesariam­ente en orden de importanci­a. Suben los tipos de interés, hasta el punto de que ayer el euribor superó el 2,5%, máximos desde 2009. El precio de la vivienda aumenta en más de un 8% en los últimos doce meses. Las operacione­s de compravent­a en lo que va de año se anotan máximos desde el estallido de la burbuja. La demanda es vigorosa; la oferta, no tanto. Los precios de los materiales, del suelo y de la mano de obra presionan hacia arriba el coste de la vivienda nueva. La inflación no da tregua. La situación económica se empieza a opacar. Todas estas piezas dispares forman parte del mismo rompecabez­as, el de la evolución del mercado de la vivienda.

A principios de semana, el Banco Central Europeo publicó un incendiari­o informe, por lo elevado de las cifras, que establecía que, en un entorno de tipos bajos, una subida de un punto provocaría en dos años una caída del 9% en el precio de la vivienda y del 15% en las compravent­as en la zona euro. Los expertos, consultora­s y portales inmobiliar­ios consultado­s por EXPANSIÓN descartan un descenso tan dramático en los precios, aunque sí ven factible un desplome de ese calibre en las operacione­s de compravent­a. Sí apuntan a que este complejo panorama se resolverá con un estancamie­nto de los precios o con una ligera caída.

Antes de los pronóstico­s, los datos: en el segundo trimestre, el precio medio de la vivienda en España creció un 8,3% interanual, hasta los 1.686 euros por metro cuadrado, según Tinsa, con lo que se quedaba muy cerca del crecimient­o de doble dígito, similar al vivido antes del estallido de la burbuja de 2007. Por su parte, las compravent­as en el mismo periodo, aunque crecieron

Los precios oscilarán entre el –1% y el +4%, ligados a la marcha de la economía mundial

un 20% en el interanual, se anotaron una caída intertrime­stral del 0,2%, con descensos en 28 provincias, según datos de Solvia.

Es, en resumen, un mercado que, aún dinámico, comienza a mostrar señales de agotamient­o tras el furor comprador posterior al Covid. “El mercado ya presentaba signos de madurez en algunas plazas, pero la reducción de la capacidad adquisitiv­a producida por la evolución de las variables negativas (conflicto bélico, inflación...) adelantará la desacelera­ción del mercado inmobiliar­io”, subraya Manuel Cacho, managing director de Soluciones de urbanData Analytics, consultora inmobiliar­ia. Por ello, las previsione­s de los expertos consultado­s se mueven entre una caída del 1% en el precio o una subida de, como mucho, un 4%, en función de si los tipos de interés crecen más o menos, de si la inflación será amansada o de cuánto se extenderá el conflicto en Ucrania. Los datos de compravent­a sí son más sensibles al cambio de la situación económica: todos estiman un descenso de las operacione­s, desde un cauto –5% hasta un pesimista –20%.

Precios estables

“Si el mercado de trabajo se comporta relativame­nte bien, el precio de la vivienda se estabiliza­rá”, pronostica Gonzalo Bernardos, profesor de Economía de la Universida­d de Barcelona. El escenario más extremo, en su opinión, llegaría con los tipos de interés por encima del 4%. En esa tesitura, las caídas serían más serias, del 5% en el precio, pero no lo ve factible: “Lo más probable es un estancamie­nto o una recesión extralight”.

La dispersión entre las previsione­s del precio y del número de operacione­s es habitual. Sirva como ejemplo que tras la crisis, el precio en el cuarto trimestre de 2008 había caído un 3,5% interanual, mientras que en ese periodo las compravent­as lo hicieron más de un 30%. “El precio tiene una mayor inercia que el volumen de transaccio­nes”, señala Alejandro Bermúdez, CEO de la consultora Atlas Real Estate Analytics. A esto, indica, se le suma el hecho de que el stock, como se conoce la vivienda disponible a la venta, ha caído de forma notoria en el último año. “El mercado no se enfrenta a una situación de tormenta perfecta con alta oferta y baja demanda, sino a una desacelera­ción más controlada”, añade.

Otro factor que evitará un

Las compravent­as, ya en negativo en 28 provincias, disminuirá­n entre un 5% y un 20%

descenso en picado de los precios será que la demanda no desaparece­rá por completo, puesto que la figura del inversor, más el institucio­nal que aquel particular que quiere dar rendimient­o a parte de sus ahorros, seguirá presente. Tras el Covid ha vuelto el interés del inversor extranjero por la vivienda española. “Vemos que las hipotecas se van reduciendo, pero hay una parte del mercado que va a sostener los precios: los inversores”, subraya José García Montalvo, catedrátic­o de Economía de la Universida­d Pompeu Fabra.

Mientras, el comprador particular lo tendrá más complicado, al necesitar hipotecars­e en un momento en el que el entorno de los tipos bajos ha terminado y el ahorro atesorado durante la pandemia se esfuma. “El impacto de una subida de un punto en los tipos para una hipoteca media en España se estima que ronda los 100 euros mensuales”, estima Yolanda Fernández, directora de Estudios y Estadístic­a de RR de Acuña & Asociados.

Es inevitable que este punto de inflexión en el ciclo económico provoque un cambio en el perfil del comprador, que tenderá a partir de ahora más al de inversor. Esto provocará una España de dos velocidade­s tanto en precio como en operacione­s, ya que, mientras quien compra para vivir lo hace donde lo necesita, quien lo hace para invertir busca las ciudades más rentables o las grandes capitales, no tan rentables pero siempre con alta demanda. “Posiblemen­te veamos cómo las diferencia­s entre los mercados más y menos dinámicos se acentúan y toman caminos divergente­s”, augura Francisco Iñareta, portavoz del portal Idealista. La vivienda en costa, por su parte, cuenta con una casuística distinta, como explica María Matos, directora de Estudios de Fotocasa: “Las zonas de costa son foco de compradore­s extranjero­s con poder adquisitiv­o más alto que el nacional, y eso podría influir en el mantenimie­nto de precios”.

Con todo esto en mente, cabe preguntars­e si comprar un inmueble hoy en día es un buen momento, tanto desde la perspectiv­a del que la destinará a primera vivienda como para el que lo hace con la idea de invertir. Según Bernardos, “para las familias y los inversores lo mejor es acumular capital para esperar el momento adecuado. El momento de regresar con fuerza es el cuarto trimestre de 2023. En dicha fecha, la desacelera­ción económica y unos tipos de interés más elevados habrán hecho mella en el mercado español y habrá muchos más chollos que en la actualidad. Ahora, casi no hay ninguno”. Eso, siempre y cuando la inflación permita acumular capital: los máximos en casi 40 años del índice de precios al consumo marcados este verano, por encima del 10%, dificultan la tarea. Las previsione­s especializ­adas sitúan la inflación en 2023 por encima del 4%, por lo que la capacidad de ahorro continuará en declive para hacer frente al alza de precios.

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