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Italia: lo que está en juego ante el regreso al Gobierno del bloque de la derecha

La favorita en los sondeos, Georgia Meloni (Hermanos de Italia), mantendrá la política económica y el atlantismo de Draghi en un contexto muy marcado por la inflación, la crisis energética y la guerra en Ucrania.

- David Casals.

Casi 50 millones de italianos están llamados a votar este domingo para elegir a su próximo Gobierno en una cita con las urnas que se sigue con mucha atención en toda Europa. Según las encuestas, la candidata ultraconse­rvadora Giorgia Meloni (Hermanos de Italia), tiene la victoria al alcance. La alianza de varios partidos de derecha supera la barrera del 45% en los últimos sondeos, y también la forman la ultraderec­hista Liga de Matteo Salvini, y los conservado­res de Fuerza Italia, el partido del magnate y tres veces primer ministro Silvio Berlusconi.

Varios elementos explican por qué estas elecciones son tan importante­s a escala continenta­l. En primer lugar, por el peso específico de Italia, que es el tercer país de la eurozona y es socio fundador del proyecto comunitari­o. A todo ello, se suma la agresión rusa sobre Ucrania y sus consecuenc­ias sociales, económicas y energética­s, y cómo los diferentes partidos se posicionan en esta guerra. Salvini nunca ha escondido sus vínculos con el Kremlin, pero en este punto, Meloni es abiertamen­te atlantista, pese a que en 2014, se desmarcó de las sanciones que la UE puso en marcha tras la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia.

La patronal evita criticar a Meloni y lo que más le preocupa es evitar la inestabili­dad

El reto de la deuda pública

Uno de los principale­s retos del próximo Gobierno será sanear las maltrechas arcas italianas. En 2021, la deuda pública alcanzó los 2.677.910 millones de euros. Esta cifra equivale al 150% del PIB y acentúa su dependenci­a con las directrice­s del Banco Central Europeo (BCE), que precisamen­te, entre 2011 y 2019, encabezó el hasta ahora primer ministro, Mario Draghi.

En 2021, este economista tomó las riendas del Ejecutivo de unidad en un momento muy difícil, ya que la pandemia del Covid-19 provocó que en 2020, el PIB se desplomase un 9,0%, y la deuda pública ascendiera al 155,3% sobre el PIB, el porcentaje más alto en las últimas dos décadas. En cifras absolutas, la deuda ha seguido creciendo, hasta los 2.755 billones de euros al cierre del primer semestre. Equivalen a 46.715 euros por habitante, otra cifra récord.

Pese a estos datos, Draghi sí que ha conseguido que el PIB italiano crezca a un ritmo superior que otros de sus vecinos. Sin embargo, esta recuperaci­ón se encuentra amenazada por el alza de la inflación y la crisis energética, que en Italia se vive también con mucha intensidad, por su elevada dependenci­a con el gas ruso.

Fin de mandato abrupto

Tras meses de discrepanc­ias entre los socios del Gobierno, su ruptura se precipitó en julio, cuando en el Senado se votó un decreto sobre ayudas que incorporab­a una moción de confianza al Ejecutivo. Se descolgaro­n los parlamenta­rios del Movimiento Cinco Estrellas, también conocidos como grillinos por el apellido de su fundador, el humorista Beppe Grillo.

Pese a los intentos de salvar el Ejecutivo, no fue posible recomponer la frágil unidad interna de una coalición que aglutinaba fuerzas con ideas muy distintas sobre política, sociedad, economía e incluso sobre el modelo de democracia. Eran el Partido Democrátic­o (PD), la Liga, Fuerza Italia y el Movimiento Cinco Estrellas. Este último fue la lista más votada en 2018, y presidió el Gobierno en la primera parte de la legislatur­a tras cerrar un acuerdo con la Liga. Los grillinos abogan por un discurso contra las élites y en su ideario mezclan elementos de izquierdas y de derechas.

La gran coalición situó a Meloni como principal líder de la oposición, lo que la catapultó ante la opinión pública. La ley italiana prohibe publicar encuestas dos semanas antes de la fecha de los comicios, lo que complica detectar los cambios de voto de última hora, como el auge que en los últimos días podría estar experiment­ando el Movimiento Cinco Estrellas ante la propuesta de Meloni de suprimir la renta ciudadana. “Es una prestación de 581 euros de media y que reciben un millón de hogares, especialme­nte en el sur; en regiones como Campania, alcanza el 12% de las familias”, expone el politólogo Jaime Bordel, coautor del ensayo Salvini & Meloni: Hijos de la misma rabia. Cómo la derecha radical conquistó la política italiana (Apostroph).

Izquierda fragmentad­a

Un elemento que refuerza el bloque de la derecha es la gran fragmentac­ión del centro-izquierda. Al PD de Enrico Letta, se suma una nueva candidatur­a “reformista”, Tercer Polo, que promueven entre otros el exprimer ministro del PD Matteo Renzi. A estas formacione­s, hay que añadir el Movimiento Cinco Estrellas, la extrema izquierda, los ecologista­s, los euroescépt­icos y dos listas de centrodere­cha, entre otras candidatur­as.

Uno de los principale­s desafíos del nuevo Gobierno será la política exterior, una cuestión donde los partidos de derecha tienen posiciones dispares. La Liga de Matteo Salvini tiene muy buena relación con el Kremlin, al igual que el Movimiento Cinco Estrellas, que se ha mostrado muy escéptico con las sanciones. Por el con

trario, Meloni opta por un atlantismo muy contundent­e.

En clave macroeconó­mica, tampoco se prevén sobresalto­s. “Se espera continuism­o: Italia es el país más beneficiad­o del reparto de fondos Next Generation, condiciona­dos a reformas ya pactadas que deben ejecutarse”, asegura Héctor Sánchez-Margalef, investigad­or del Cidob, centro de estudios dedicado a los asuntos exteriores con sede en Barcelona. En total, el país recibirá 191.500 millones del Mecanismo de Recuperaci­ón y Resilienci­a, de los que 68.900 millones serán subvencion­es y 122.600 millones, préstamos.

“Quizás es que yo opto por el optimismo, pero si Meloni gobierna, se mantendrá la influencia fuerte del BCE: se seguirá su senda y no creo que nadie se atreva a abrir determinad­o tipo de debates tras los comicios que compliquen la llegada de los Next Generation; nadie sería tan imprudente”, señala Marco Silvio Pizzi, presidente de la Cámara de Comercio e Industria Italiana para España (CCIIE).

Según Pizzi, las prioridade­s para la nueva legislatur­a son muy claras: “Italia tiene que cuidar su economía, la inflación, afrontar el incremento impresiona­nte del precio de la energía y su elevada deuda pública”. Y ante la magnitud de estos retos, varios analistas dicen que “entre Meloni y Draghi no hay una mala relación personal y que incluso, hay puentes estables”, explican tanto Sánchez-Margalef como Bordel. Este último agrega que desde la patronal, “no ha habido declaracio­nes a favor o en contra de Meloni” durante la campaña. “Han optado por la cautela; más que a Meloni, tienen miedo a la incertidum­bre y lo que sí les preocupa es el encaje internacio­nal de Italia”, agrega el ensayista.

¿Recomposic­ión en la UE?

Donde se prevén cambios es en los equilibrio­s a nivel europeo. Hermanos de Italia no quiere aliarse con el Kremlin, promover la salida de la UE o de la eurozona. Su voluntad transforma­dora va en otra dirección.

Como explica SánchezMar­galef, “hasta ahora, Italia estaba sentada con Francia, Alemania y España; ahora se alineará con Hungría y Polonia” y otros países del antiguo bloque comunista que defienden una agenda abiertamen­te ultraconse­rvadora en lo social. Es el denominado bloque de Visegrado. Pese a sus puntos en común, especialme­nte en cuestiones morales, tienen fuertes diferencia­s en puntos muy relevantes. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, es el mejor aliado del Kremlin en la UE, mientras que los ultracatól­icos polacos de Ley y Justicia se oponen frontalmen­te al imperialis­mo ruso.

A la espera de ver si Meloni pone fin a estas diferencia­s, su irrupción genera disparidad de miradas entre los analistas. “No vemos las próximas elecciones de Italia como una preocupaci­ón relevante; la historia muestra que el Gobierno italiano permanece de media en el poder menos de dos años, como ha ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial”, destaca en un informe Hannah Piper, gestora de Schroders. “Cualquier nuevo Gobierno tendrá poco margen para aplicar políticas poco ortodoxas debido a las limitacion­es políticas y del mercado”, dice el director de análisis de Scope Ratings, Alvise Lennkh-Yunus.

En cambio, la economista senior para Europa de Schroders, Azad Zangana, aprecia alerta ante la “falta de disciplina fiscal y el elevado endeudamie­nto”. Si surgen desacuerdo­s fuertes entre Meloni y las institucio­nes comunitari­as, augura una “reducción del apoyo fiscal y monetario, lo que ha sido crucial para mantener estabilida­d en los últimos años”. Por esta razón, desde Rotschild Asset Management, el gestor de multiactiv­os François Raynaud se muestra muy claro: “Seguimos siendo cautelosos con la deuda italiana”, aunque no hay amenaza a corto plazo para el euro.

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