Bruselas sigue atascada en la energía
La Unión Europea (UE) sigue trabajando en el plan de choque contra la escalada de los precios energéticos y los responsables de las negociaciones, que ayer quedaron aplazadas en Bruselas a la espera de mayores consensos, fueron muy claros al definir la absoluta urgencia del plan. Las cinco medidas propuestas por la Comisión y defendidas por su presidenta, Ursula von der Leyen, no consiguieron el consenso esperado, y las negociaciones tendrán que continuar a lo largo de la próxima semana. Las cinco medidas planteadas son: un plan de ahorro en las horas pico; establecer un tope a los ingresos de las renovables y nucleares; un impuesto calificado como de solidario a las empresas petroleras; un límite al precio del gas procedente de Rusia,y medidas concretas para dotar de liquidez a las empresas energéticas que lo necesiten para facilitar contratos de suministro, estables y a largo plazo. Lo ocurrido ayer es frustrante porque la UE ya lleva retraso en abordar el tema eléctrico, siendo consciente de su urgencia desde hace meses. Pero, por otra parte, en el lado positivo, los gobiernos conocen la gravedad de la situación y no se están escatimando esfuerzos para encontrar un acuerdo. En Reino Unido, el jueves la primera ministra Liz Truss presentó el paquete de 150.000 millones de libras que contempla una congelación de tarifas.
En Bruselas los tiempos van más lentos, pero es necesario llegar a un acuerdo final cuanto antes. Algún delegado se refirió ayer a que “octubre ya sería demasiado tarde”, pues empresas y particulares están al límite y hace falta la mayor resolución para encauzar el problema. Hace unos días EXPANSIÓN publicaba un artículo del prestigioso columnista Martin Wolf en el que afirmaba que Europa puede, y debe, ganar la guerra de la energía y se refería a las palabras de Jean Monnet, uno de los padres de la construcción europea, de que “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para esas crisis”. La UE sigue forjándose en las crisis. ha terminado. La administración concursal no ha presentado su informe, también previsto para las próximas semanas, y todavía queda por resolver el asunto más delicado de todos: la pieza de calificación. El Juzgado de lo Mercantil número 14 de Madrid que ha llevado el concurso deberá determinar los motivos de la quiebra de Room Mate. Es decir, deberá decidir si la caída de la compañía es imputable a sus administradores (concurso culpable) o si obedece a factores externos no atribuibles a éstos (concurso fortuito). La decisión final corresponde a la jueza del concurso, que previamente escuchará al administrador concursal, a los acreedores y a la propia concursada. Todos ellos deben emitir informes en los que hagan una propuesta argumentada de cómo debe calificarse el concurso. Si alguna de las partes señalase a los administradores, Sarasola y sus socios, éstos tendrían la posibilidad de presentar alegaciones. En cualquier caso, la decisión del juzgado no es firme y podrá ser recurrida en apelación.