“Lo que importa es la continuidad”
Cuarta generación de una de las familias empresariales más importantes de España, Miguel Fluxà tiene claro que sus pasos tienen un fin: garantizar que la compañía de calzado que fundó su padre deja huella en el futuro.“Hay vocación de largo plazo”.
Hoy el mundo mira a Inglaterra. En 1877 Antonio Fluxá también lo hacía. Hasta allí viajó para comprar y llevar a su isla natal, Mallorca, las primeras máquinas de coser de zapatos. Un método innovador que revolucionó la industria y dio horma a uno de los apellidos más ilustres de Baleares, cosido a grandes empresas como Iberostar, Lottusse y Camper. Esta última fue fundada por Lorenzo Fluxà, nieto del viajero Antonio, en 1975. El mismo año en que alumbraba su negocio nacía en Palma de Mallorca su hijo Miguel Fluxà, director general de Camper y actual cerebro de los pasos de una marca emblemática con presencia en más de 50 países que también tiene hoteles y colecciones de ropa. ¿Su última zancada? Alzarse con la certificación B Corp, que ostenta la élite de las empresas que cumplen altos estándares de transparencia social y medioambiental. “Las compañías tienen un rol en la sociedad y son herramientas de transformación. Es un tema de convicción, los consumidores demandan empresas más responsables”.
– ¿El consumidor sabe distinguir entre convicción y ‘greenwashing’?
El cliente acaba notando a la larga que le engañan. Como empresa con trayectoria tienes que hacer un producto impecable; ser responsable te da un plus, pero necesitas vender un calzado competitivo, diferencial y de calidad. No hay nada más sostenible que la calidad.
– Retrocedamos unos pasos. Nació el mismo año que Camper, así que para usted la compañía ha sido su particular reina Isabel II, siempre ha estado ahí.
Me he criado viendo la voluntad de permanecer a largo plazo y de hacer las cosas bien. En casa siempre vi capacidad de esfuerzo y exigencia.
– ¿Nunca pensó en echar a correr?
Estuve en otros sectores, pero volví a trabajar con mi padre en 2003. Fue una asunción de responsabilidad con lo bueno y lo complicado que tiene eso.
– Siga, siga.
Liderar un proyecto en el día a día está lleno de retos y, a la vez, tienes la satisfacción de superarlos y de trabajar en equipo. Lo peor son los dolores de cabeza que conlleva el negocio, pero tienes la responsabilidad de transmitirlo a las próximas generaciones. Nosotros estamos de paso y lo importante es la continuidad.
– ¿En la realeza del calzado también vienen tiempos de cambio?
La incertidumbre ya forma parte de nuestro día a día. Hay que trabajar mucho, ser sensato al asegurar los márgenes al máximo y que no afecte a la calidad.
– ¿Cuánto les preocupa la anunciada recesión?
Por ahora la demanda sigue tirando; la inflación tendrá impacto, pero aún no sabemos exactamente cuál. Nuestra baza es que estamos en diferentes países y canales, y eso nos ayudará. En cuanto a los precios no quedará más remedio que subirlos, pero con sensatez.
– ¿Se afronta mejor una crisis económica cuando uno se pone en sus propios zapatos?
Ser una empresa familiar te da mucha perspectiva, gracias a eso tenemos más visión a largo plazo y más prudencia. Insisto en que pensamos en las siguientes generaciones.
– Usted ya ha vivido momentos difíciles desde que tomó el cetro en 2012. ¿Qué enseñan?
Las crisis te enseñan a priorizar, a unir, a lanzar mensajes claros, a valorar los recursos que tienes. Debes tener una capacidad de reacción inmediata, pero los valores sólidos y la visión a largo plazo son lo más valioso frente a la incertidumbre.
– Parece discreto y tranquilo, muy mallorquín...
Abogo por la prudencia y la tranquilidad, cuando van mal las cosas y cuando van bien.
– En las reuniones familiares se ‘aflojarán los cordones’, ¿no?
Son dos roles diferentes y separar la vida personal de la profesional es sano. Eso es compatible con hablar con sinceridad aunque sea a un familiar; hay que ser claro y consensuar.
– ¿No vender la empresa familiar está también consensuado?
No nos planteamos vender porque tenemos las capacidades y los recursos para llevarla adelante.
– El primer modelo de Camper, el Camaleón, fue un diseño inspirado en los zapatos de los campesinos locales y era unisex. Ahora las marcas hablan de los artículos sin género como si hubieran inventado la pólvora.
Camper siempre ha tenido unos valores y el unisex sigue siendo muy relevante. Incluso tenemos un zapato que era de tacón y este verano lo hemos hecho en tallas más grandes para hombre. La línea está cada vez más diluida, aunque Camper sigue teniendo una parte de colección para mujer y otra para hombre.
– Hablando de diversidad, siempre han apostado por diversificar como hicieron con los hoteles Casa Camper o hace unos meses con NNormal, una marca de calzado deportivo que nace de la unión con Kilian Jornet. ¿Por qué?
Mi abuelo ya diversificó comprando Viajes Iberia. Apostar por otras líneas de negocio es importante, pero manteniendo el foco y sin despistarse. En el caso de NNormal es un producto deportivo con identidad propia.
– ¿Con el fin de la pandemia hemos aparcado las zapatillas de deporte?
El crecimiento de esta categoría no se va a frenar. Lo que hay que ver es si el calzado casual se mantiene tan fuerte ahora que volverán las ocasiones más festivas.
– ¿Volverá también con fuerza el ‘retail’?
El 50% de nuestras ventas ya son por Internet, pero estamos contentos con las 66 tiendas que tenemos en España. Hay que cuidar al cliente local.
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Unos valores sólidos y una visión a largo plazo son lo más valioso frente a la incertidumbre; y eso te lo da la empresa familiar” “
Las compañías tienen un rol en la sociedad y son herramientas de transformación; los clientes demandan responsabilidad”*