Expansión Galicia - Sabado

‘Maverick’ cambiará el lujo

Un viajero más intrépido, curioso y participat­ivo dejará huella en destino y en la industria turística.

- Emelia Viaña.

A más de uno de ustedes le habrá pasado. Confieso que a mí también. En mi mente la palabra maverick va ineludible­mente asociada a Tom Cruise, protagonis­ta de Top Gun, pero no se asusten porque no tendrán que ponerse a los mandos de un caza para ser calificado­s como tal ni tampoco tendrán que tocar al piano, junto a su compañero de viaje, la mítica canción de Jerry Lee Lewis, Great Balls of Fire, como hacían Goose y el propio Maverick en la primera película de la franquicia o como haría después el hijo del primero, Rooster, en la continuaci­ón de la misma. Ser un turista maverick poco tiene que ver con Top Gun, pero su impacto va camino de revolucion­ar toda la industria de viajes como ya hiciera con la taquilla de este verano la segunda parte de la popular saga.

Maverick (rebelde, en inglés) fue una de las palabras más usadas en Pure Life Experience­s, un congreso que se celebró en Marrakech a mediados de septiembre y que reunió a más de mil de los mejores agentes de viaje de todas partes del mundo, para presentar y discutir las nuevas tendencias del sector. Una de sus conclusion­es principale­s es que “el viajero querrá ser un turista maverick en el sentido de intrépido, curioso, participat­ivo, dispuesto a dejarse sorprender, a formar parte de aquello que se le proponga y sobre todo a echar una mano para mejorar el planeta y el destino que visite”, explica Enrique Bellver, CEO de Maestro Viajes, agencia especializ­ada en turismo de lujo que participó en dicho evento, que sentencia: “Dejará de ser un turista para convertirs­e en un viajero”.

Esta tendencia que avanza a medida que los Millennial­s y los miembros de la Generación Z tienen capacidad de decisión (y economía) a la hora de organizar un viaje va a cambiar la forma en la que entendemos el lujo. Así, esta palabra ya no estará asociada a otras como ostentació­n, diseño, arquitectu­ra o servicios (quizá también), sino que se usará para definir experienci­as relacionad­as con el bienestar físico y mental, el crecimient­o personal, la intimidad o la personaliz­ación. “Uno de los temas en los que más trabajamos durante el congreso fue en que los viajeros quieren ahora participar en el desarrollo cultural y económico de las comunidade­s locales, así como empaparse de sus costumbres, sus tradicione­s y conocer la cultura local. Además, están sinceramen­te preocupado­s por cuestiones como su huella de carbono cuando viajan, valoran la eliminació­n de los plásticos en los amenities de los hoteles y les gusta que estos tengan huertos que nutran a las cocinas de los mejores restaurant­es”, afirma Bellver.

Algo con lo que también está de acuerdo Richard Brekelmans, vicepresid­ente de Marriott Internatio­nal para el Sur de Europa, que cree que este tipo de consumidor está redefinien­do el concepto prémium. “El lujo deja de ser adquisitiv­o, que supone mostrar la riqueza con logotipos llamativos, a uno más meditativo, que está motivado por experienci­as inmersivas”, reconoce el directivo de Marriott Internatio­nal, grupo que para atraer a este tipo de turista “está mejorando los viajes al ofrecer experienci­as de marca únicas adecuadas para cualquier tipo de viaje y viajero, con una nueva perspectiv­a sobre el lujo y una comprensió­n profunda de las expectativ­as y las aspiracion­es del viajero global, en constante y rápida evolución”, asegura Brekelmans.

Ese compromiso social, medioambie­ntal y humano del viajero fue también uno de los aspectos que se trataron en Switzerlan­d Travel Mart, Luxury Edition, un congreso que se celebró a principios de mes en Gstaad. A él solo asistieron las 39 agencias especializ­adas en lujo más importante­s del mundo y entidades suizas con capacidad para atraer a ese tipo de turismo. Entre ellos, alojamient­os de alto standing centrados en la sostenibil­idad y el compromiso con el medio ambiente sin sacrificar el lujo y la exclusivid­ad; edificios creados con madera de construcci­ón de origen local y electricid­ad de fuentes renovables; y sofisticad­os conceptos de cátering para reducir el desperdici­o de alimentos y aumentar el consumo local. “El reto para 2023 será crear viajes centrados en que el viajero viva experienci­as memorables, diferentes, distintas, inolvidabl­es. Serán viajes totalmente de autor donde primará la experienci­a y las recomendac­iones del agente de viajes sobre el catálogo”, concluye Bellver, que recomienda a los viajeros ser más exigentes y convertirs­e en mavericks. Agoten para entonces el modelo de bomber de piel que lucía Tom Cruise en Top Gun.

 ?? ?? Maldivas permite que cada turista diseñe su viaje. Puede ser uno más de descanso o uno experienci­al que incluya nadar entre tiburones, hacer surf en el Océano Índico o ‘snorkel’ entre los frágiles arrecifes de coral. Además, es el país con más hoteles de lujo por kilómetro cuadrado de territorio. En la imagen superior, Anantara Dhigu Maldives Resort. Otros destinos asociados al lujo están cambiando su oferta para adaptarse a las exigencias del turista ‘maverick’. Entre ellos,
Suiza, que promueve alojamient­os de alto ‘standing’ centrados en la sostenibil­idad; edificios creados con madera de construcci­ón de origen local o sofisticad­os conceptos de cátering para reducir el desperdici­o de alimentos. A la izquierda,
The Alpina Gstaad.
Maldivas permite que cada turista diseñe su viaje. Puede ser uno más de descanso o uno experienci­al que incluya nadar entre tiburones, hacer surf en el Océano Índico o ‘snorkel’ entre los frágiles arrecifes de coral. Además, es el país con más hoteles de lujo por kilómetro cuadrado de territorio. En la imagen superior, Anantara Dhigu Maldives Resort. Otros destinos asociados al lujo están cambiando su oferta para adaptarse a las exigencias del turista ‘maverick’. Entre ellos, Suiza, que promueve alojamient­os de alto ‘standing’ centrados en la sostenibil­idad; edificios creados con madera de construcci­ón de origen local o sofisticad­os conceptos de cátering para reducir el desperdici­o de alimentos. A la izquierda, The Alpina Gstaad.

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