El BCE carga contra el impuesto a la banca y alerta de numerosos riesgos
VE AMENAZADOS LA ESTABILIDAD FINANCIERA, LA COMPETENCIA Y EL CRECIMIENTO ECONÓMICO/ La institución pide al Ejecutivo un análisis del efecto del impuesto, dado el entorno de alta incertidumbre.
El Banco Central Europeo (BCE) carga contra el impuesto a la banca española. Ayer publicó su opinión a petición de las Cortes Generales, y alertó de los numerosos riesgos que esta tasa extraordinaria podría generar si finalmente ve la luz.
En un documento que firmó la presidenta del BCE, Christine Lagarde, se cuestiona en primer lugar el planteamiento sobre el que se basa el impuesto: las ganancias extraordinarias que las subidas de tipos de interés generarán a los bancos españoles en una situación delicada para el resto de los agentes económicos.
La autoridad monetaria, que también ejerce como supervisor bancario europeo, advierte de que a consecuencia del entorno de incertidumbre actual, “el efecto neto de la normalización de la política monetaria sobre la rentabilidad de las entidades de crédito podría ser menos positivo, o incluso negativo, en un horizonte temporal prolongado”. La clave está en que, en esta ocasión, los tipos de interés suben no ante la euforia económica sino ante un shock energético, algo que “podría reducir de manera significativa la capacidad de pago de los deudores”.
Dudas
El BCE también manifiesta sus dudas respecto a la decisión de seleccionar a los bancos afectados por el nuevo tributo en función de los ingresos por intereses y comisiones de 2019. Y asegura que para cuando llegue el momento de tributar “es posible que estas entidades registren unos beneficios bajos o pérdidas cuando se recaude de forma efectiva el gravamen”.
Con el actual articulado, que impone un gravamen del 4,8% al margen de intereses y las comisiones, el pago de este impuesto no tiene en cuenta entre otros, los gastos de explotación ni el coste del riesgo de crédito, que reducen considerablemente los ingresos del sector. Por ese motivo, el
BCE advierte de que podría no ser proporcional con el nivel de rentabilidad de cada entidad. Tanto es así, que incluso los bancos que registrasen pérdidas tendrían que pagar este tributo, lo que daría pie a una situación en la que la resiliencia de algunos se podría ver comprometida y, con ello, la estabilidad financiera.
“La consideración de una entidad de crédito afectada como obligada al pago del gravamen temporal mientras registra pérdidas netas, distorsionaría significativamente y perjudicaría aún más la resiliencia de un banco deficitario”, señala el BCE.
También advierte que “la aplicación del gravamen únicamente a determinadas entidades de crédito españolas podría falsear la competencia en el mercado y perjudicar la igualdad de condiciones, tanto dentro del país como en toda la unión bancaria”.
El BCE piensa que, si la tasa acaba derivando en unas entidades más débiles en un escenario macroeconómico adverso, éstas limitarán el crédito, “creando incertidumbre y afectando al crecimiento real”.
Las entidades afectadas por la tasa pueden verse en inferioridad frente al resto de Europa
El BCE cuestiona que las subidas de tipos vayan a ser tan positivas para las cuentas de la banca
En su escrito, el BCE cuestiona que el dinero recaudado se use para la caja común de presupuestos, sobre todo en el caso de que pudiera afectar a la rentabilidad de las entidades y a su capacidad de conceder financiación a la economía. A su juicio, se debe crear una partida especial enfocada a los más vulnerables.
La institución criticó incluso la redacción del proyecto legislativo, porque no queda claro a qué partidas de los resultados afecta el nuevo impuesto, lo que genera inseguridad jurídica.
Análisis exhaustivo
Por todo ello, recomienda que la propuesta legislativa vaya acompañada de “un análisis exhaustivo de las posibles consecuencias negativas para el sector bancario, detallando el impacto del gravamen sobre la rentabilidad de las entidades y sobre las condiciones de competencia, de manera que se garantice que no plantea riesgos para la estabilidad financiera, la resiliencia del sector y la concesión de créditos”. Esta recomendación “es especialmente pertinente en el actual entorno económico y financiero, que presenta una gran incertidumbre”.