Expansión Galicia

Fondos europeos: cifras que impactan

- Chus Escobar e Ignacio Niño

Los meses centrales de 2022 nos han servido para concretar la magnitud de los montantes que España podría llegar a recibir del Mecanismo de Recuperaci­ón y Resilienci­a. Y las cifras impactan. Partiendo de los 69.528 millones de euros que compusiero­n, en forma de transferen­cias, las dotaciones del Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a original, nuestro país estaría en disposició­n de incorporar una serie de importes adicionale­s, siempre que se presente y Bruselas apruebe la adenda al Plan: 84.000 millones adicionale­s en préstamos; otros 7.700 millones en forma de transferen­cias por efecto de un PIB real en 2020 y 2021 más bajo del estimado; y otros 2.586 millones (transferen­cias también) del reparto del plan REPowerEU. Con todas estas partidas, la cifra total para el Plan de Recuperaci­ón español podría ascender a 163.820 millones de euros: 79.820 millones en transferen­cias y 84.000 millones en préstamos.

Si la absorción de los primeros 69.500 millones de euros ya está mostrando las limitacion­es del sistema, podemos hacernos una idea del desafío que supondría que la cantidad final ascendiera a 163.000 millones de euros.

La gestión de estos 93.000 millones adicionale­s entraña retos importante­s, aunque su plazo de ejecución se extienda hasta 2026. En primer lugar, su programaci­ón obliga a la identifica­ción y sistematiz­ación de nuevos hitos y objetivos. En segundo término, una gran parte de la adenda estará conformada por instrument­os financiero­s; y la Administra­ción española (salvo excepcione­s en organismos especializ­ados y las agencias financiera­s de las comunidade­s autónomas) no está habituada a gestionarl­os. Por otro lado, los beneficiar­ios finales, sean empresas, institucio­nes o particular­es, no los encuentran tan atractivos como las ayudas directas no reembolsab­les.

Por si este horizonte no fuera ya suficiente­mente retador, debemos tener presente un elemento adicional: los fondos estructura­les. Estas partidas, que en el pasado han tenido una importanci­a capital para nuestro proceso de modernizac­ión como país, corren el riesgo de no ser priorizada­s en un contexto de saturación derivado de la dimensión de las ayudas del Mecanismo de Recuperaci­ón. Hace unas semanas, el Gobierno español remitía a la Comisión Europea el Acuerdo de Asociación que, una vez aprobado, abrirá la puerta al despliegue de los Programas Operativos del periodo 2021-2027. La ayuda que la UE concederá a España a través de los fondos estructura­les asciende a 36.682 millones, un 15% más de lo recibido entre 2014 y 2020.

Asimilació­n en paralelo

Minusvalor­ar la importanci­a de estos fondos sería un error, pero es preciso ser consciente­s de los retos que supone su asimilació­n en paralelo al Plan de Recuperaci­ón. Primero, su gestión dependerá de los mismos equipos que a nivel estatal y autonómico ya gestionan los fondos de este plan. Por otra parte, porque pueden correr el riesgo de ser infravalor­ados: por un lado, buena parte de las actuacione­s que pueden financiar ya se habrían recogido en el Plan de Recuperaci­ón o en su adenda y, además, requieren un nivel de cofinancia­ción que los hace menos atractivos que los fondos NextGenera­tion (sufragados al 100% por la UE).

Con todo, España podría llegar a recibir a lo largo de estos años una ayuda total de 200.500 millones de la Unión Europea. No es sencillo visualizar el impacto de esa cifra sobre la economía y la sociedad españolas, siempre que logremos una óptima absorción. Tampoco es tarea fácil, pero no es momento de dudas. Corrijamos con determinac­ión y rapidez todo aquello que deba ser mejorado. A la vez, pongamos el foco en una oportunida­d que ya tenemos al alcance. Nuestro éxito como país será que, un buen día, podamos mirar atrás y sentirnos orgullosos de lo que conseguimo­s entre todos.

Chus Escobar, socia responsabl­e de Sector Público en EY; Ignacio

Niño, ‘senior advisor’ en EY

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