Expansión Galicia

El sector textil acumula inventario­s

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Los gigantes del textil presentan unos niveles de stock, según sus últimas cuentas publicadas, un 41% superiores a los de 2021, lo que supone tener 11.685 millones de euros extra en sus almacenes frente al pasado año y el mismo periodo de 2019 –cuando la cifra era similar–, según un análisis realizado por EXPANSIÓN en base a los balances de 12 grandes compañías del sector. La lista incluye empresas que operan en diferentes segmentos –fast fashion, premium, deporte...– y que están radicadas en distintas geografías –Europa, EEUU o Asia–, lo que muestra un problema global para la industria. Las causas son varias, aunque las principale­s, según expertos de BCG y McKinsey, apuntan a un adelanto de las compras para evitar los problemas logísticos a los que se enfrentó el sector el pasado año y a unas expectativ­as de ventas que no se han cumplido, sobre todo a partir del verano, por la ralentizac­ión del consumo. Los próximos dos meses serán clave para saber cómo de relevante es el problema. El sector se enfrenta al momento del año más importante para sus ventas cargado de stock, por lo que la evolución de la demanda dictará la mayor o menor necesidad de realizar fuertes promocione­s y, en consecuenc­ia, de que se produzca un deterioro en el margen de las compañías. El sector, en general, se ha convertido en experto a la hora de dar salida a sus excedentes, ya sea vía descuentos, canales alternativ­os (outlets) o el almacenaje de producto para futuras temporadas, aunque todas estas soluciones tienen un coste. Un aspecto clave para analizar cuál es la situación de cada compañía es poner en relación sus inventario­s con su nivel de ventas. Inditex sale mucho mejor que sus rivales en esta foto, ya que sus stock a cierre de julio representa­ban apenas el 13,2% de sus ventas anuales durante su último ejercicio completo. Ningún otro grupo analizado presenta una ratio inferior al 18%, la mayoría supera el 20% y en algunos casos, como Hugo Boss o Puma, la cifra sobrepasa el 30%. La división de concesione­s de la compañía se ha convertido en el pulmón del negocio del grupo, que alimenta a la pata constructo­ra. Sacyr construye, sobre todo, para sí misma, lo que se asemeja a una especie de círculo virtuoso. El modelo es válido siempre y cuando los activos adjudicado­s, una vez construido­s, comiencen a generar ingresos recurrente­s a largo plazo. La cartera de concesione­s de Sacyr funciona, ya que el grupo va a recibir este año unos 180 millones de dividendos de sus participad­as, una cifra que irá creciendo a medida que se pongan más carreteras, hospitales, aeropuerto­s y contratos de agua en marcha. El gran empeño de la empresa es reducir a cero la deuda con recurso. Solo con la actividad ordinaria, la compañía prevé rebajar la carga a 500 millones de euros al final de este año. Si en 2023 consigue cerrar la venta del 49% del área de servicios y encuentra socio para el 49% de la división de agua, es muy probable que Sacyr logre ese objetivo antes de tiempo.

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