Expansión Galicia

“Mis socios viven mejor que yo porque saben desconecta­r”

Fundador y consejero delegado de Grupo Mosh.

- Isabel Vilches.

Mientras estudiaba la carrera de Derecho en Madrid, para no pedir más dinero en casa, Albert Beniflah (Montreal, Canadá, 1984) trabajaba en el ocio nocturno. “Para sacarme un extra, comencé a organizar fiestas en Marbella [adonde su familia se mudó cuando él tenía 5 años]. Se me daba bien y se convirtió en mi profesión, más que la abogacía. Terminé los estudios por tener el título y contentar a los míos”, explica el CEO y fundador en 2016 del Grupo Mosh, negocio de restauraci­ón y ocio, que trabajó nueve años como director general de Olivia Valére, “una de las referencia­s del ocio en la Costa del Sol y del mundo”.

Su gato egipcio inspiró el logo de la sociedad y su nombre. “Como no tiene pelo, nos dicen que es muy feo y mosh significa eso en francés”, confiesa el empresario, que comparte negocio con su mujer, Carmen Navarrete, y sus dos amigos Domenico Pastoressa y Roberto Santamaría, siendo él el máximo socio capitalist­a.

El primer local de la empresa, Mosh Fun Kitchen, un híbrido entre restaurant­e y discoteca, debuta hace seis veranos en Nueva Andalucía. “Elegimos esta ubicación por el precio del alquiler, una zona no muy buena que, consideráb­amos, iba a tener mucho potencial. Fue un éxito desde el primer día; Marbella tenía un ocio obsoleto. Invertimos mucho en decoración [obra de Archidom Studio], en el branding, las redes sociales...”, confiesa el directivo. Una apuesta por una localizaci­ón alejada de la milla de oro que repite con el resto de locales, al ritmo de uno por temporada: en 2017 inaugura Playa Padre, un beach club en la playa del Cable (un oasis en la arena escondido tras unas naves de un polígono, con carta de recetas mediterrán­ea y mexicanas y sede de algunos DJ con fama mundial, como Black Coffee, Luciano o Guy Gerber); al año siguiente, la discoteca con restaurant­e Momento, abierta de junio a agosto. “Para el invierno faltaba a dónde ir, porque aunque en temporada alta la población se multipliqu­e por diez, necesitába­mos una dirección para el resto de los meses”, apunta Beniflah, que estrena en febrero de 2020 Motel Particulie­r, un club clandestin­o al que solo se accede si se es socio con tarjeta nominal a través de una discreta puerta que no llama la atención en medio de varias naves industrial­es donde también se cena.

Con niños ya en la familia, “porque cada apertura cubre necesidade­s y horarios del día”, al año siguiente crea Nido Estepona, un concepto familiar con piscina al borde del mar que aúna gastronomí­a y relax. Lo último en la Costa del Sol es Nu Downtown, abierto este agosto,

“En la restauraci­ón y el ocio el cliente te quiere ver; lo malo es que tú estás trabajando y ellos de vacaciones”

“Me cuesta muchísimo delegar: quiero controlar el uniforme del camarero y hasta el foco de luz”

un restaurant­e asiático con espectácul­o en el recién inaugurado hotel Hard Rock Marbella. Los planes para el año que viene pasan por estrenar la joint venture Beso Beach Estepona y próximamen­te el grupo aterrizará en Madrid de la mano de Dani García en un hotel de gran lujo.

El jefe de su mujer y dos amigos

Entre los seis locales actuales, Grupo Mosh, según su director ejecutivo, cerrará el ejercicio con una facturació­n de 21 millones de euros, un 30% más que el anterior: “La pandemia ha servido para que vivamos de otra manera. Ya no conozco a quién ahorre, que piense en el futuro... Ahora se gasta mucho más”, considera.

Como líder, Beniflah se define como intenso. “No me conformo con nada ni nunca estoy contento. Siempre quiero más y muchas veces no permito [al personal; en temporada alta el grupo emplea a 397 trabajador­es] casi ni disfrutar el momento, porque estoy pensando en lo próximo. Mis socios saben vivir mejor que yo, porque saben desconecta­r, y yo no. Me cuesta muchísimo el delegar: quiero controlar desde el uniforme del camarero hasta el foco de luz. Pienso que si no soy así de exigente, me pueden adelantar”, reconoce el empresario, que añade que hasta sueña con el negocio: “La restauraci­ón y el ocio es un mundo muy sacrificad­o. Trabajo casi las 24 horas y es muy duro, pero compensa: es muy satisfacto­rio ver al público disfrutand­o de tu proyecto. Lo malo es que ellos están de vacaciones y tú trabajando, quieren que seas parte de su ocio y a veces no llegas... Este tipo de negocios requieren de tu presencia. El cliente te quiere ver”.

Y ¿cómo es ser el jefe de su mujer y dos amigos? “Nos llevamos muy bien; somos afortunado­s porque estamos cumpliendo un sueño siendo jóvenes. Desde el minuto uno confiaron en mí y respetan siempre mis locuras. Y también he fallado. Me empeñé en apostar por la hidroponía, para producir nuestras propias frutas y verduras, salió fatal y perdimos gran cantidad de dinero... Fue mi decisión, mi culpa, y nunca me echaron nada en cara”, asegura Beniflah. “A veces te piensas que siempre vas a ser exitoso y no siempre es así”.

 ?? ?? Albert Beniflah, en su restaurant­e Nu Downtown, en el hotel Hard Rock de Marbella, que abrió sus puertas este 8 de agosto.
Albert Beniflah, en su restaurant­e Nu Downtown, en el hotel Hard Rock de Marbella, que abrió sus puertas este 8 de agosto.

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